Éste es el 4º y último capítulo de "Mis queridos fantasmas… 2".Tenía pensado descansar al personal y a mí mismo porque para algunos lectores de este artículo estos recuerdos personales les ha podido sonar al 7º de caballería, pero también he tenido “leedores” veteranos y otros no tanto –que hasta se han emocionado y todo- que me han animado a acabarlo. Sniff….
LA MOTO QUE SE TRAGÓ LA TIERRA
En realidad lo que os voy a contar no tocaba todavía, pero coloco la anécdota para ver si os engancho. Anécdota real como la vida misma, de la que me enteré hace poco tiempo.
Probablemente la mejor moto que podía soñar un piloto privado en los años 70 era la Yamaha TZ de dos tiempos en sus dos versiones de 250 y 350 cc (esta última daba una potencia alrededor de los 80 CV).
Las parrillas de salida de los circuitos europeos estaban repletos de estas máquinas , fáciles de mantener y de preparar y que vendía Yamaha a un relativo buen precio… para un francés o un holandés. El problema de los pilotos españoles a la hora de conseguir una era el cómo entrarla en España, porque la burocracia cargada de prohibiciones que existía entonces no permita importaciones de ese tipo. Así que si tenías suerte y pasta o un sponsor a lo mejor podías disponer de una y si no, no te tocaba otro remedio que buscarte la vida como fuera.
¡Y cómo se las ingeniaba la gente a la vista de la cantidad de Yamaha que aparecían en nuestros primeros circuitos como por arte de magia, aunque algunos se pasaban bastante…
En algún lugar de Europa –me lo cuenta un ex piloto veterano-, un piloto español, me imagino que con ayuda, plantó una tienda de campaña en los alrededores de los boxes durante la celebración de un GP.
Por la noche se “enamoró” de una Yamaha TZ de un privado –ignoro si era la 250 o la 350- y la metió en la tienda donde previamente había excavado un gran agujero y la enterró, cubriéndola con la misma tierra que había sacado. A continuación siguió durmiendo sobre aquel improvisado nicho y, acabado ya el GP, unos días después, regresó a recoger a la “difunta”. De eso hace más o menos 30 años y aunque él no me dijo quién era , repasando la historia motera en este país, me lo puedo imaginar. Una cabronada para su dueño.
Más adelante hay más anécdotas, así que, si te apetecen, sigue leyendo.
Probablemente la mejor moto que podía soñar un piloto privado en los años 70 era la Yamaha TZ de dos tiempos en sus dos versiones de 250 y 350 cc (esta última daba una potencia alrededor de los 80 CV).
Las parrillas de salida de los circuitos europeos estaban repletos de estas máquinas , fáciles de mantener y de preparar y que vendía Yamaha a un relativo buen precio… para un francés o un holandés. El problema de los pilotos españoles a la hora de conseguir una era el cómo entrarla en España, porque la burocracia cargada de prohibiciones que existía entonces no permita importaciones de ese tipo. Así que si tenías suerte y pasta o un sponsor a lo mejor podías disponer de una y si no, no te tocaba otro remedio que buscarte la vida como fuera.
¡Y cómo se las ingeniaba la gente a la vista de la cantidad de Yamaha que aparecían en nuestros primeros circuitos como por arte de magia, aunque algunos se pasaban bastante…
En algún lugar de Europa –me lo cuenta un ex piloto veterano-, un piloto español, me imagino que con ayuda, plantó una tienda de campaña en los alrededores de los boxes durante la celebración de un GP.
Por la noche se “enamoró” de una Yamaha TZ de un privado –ignoro si era la 250 o la 350- y la metió en la tienda donde previamente había excavado un gran agujero y la enterró, cubriéndola con la misma tierra que había sacado. A continuación siguió durmiendo sobre aquel improvisado nicho y, acabado ya el GP, unos días después, regresó a recoger a la “difunta”. De eso hace más o menos 30 años y aunque él no me dijo quién era , repasando la historia motera en este país, me lo puedo imaginar. Una cabronada para su dueño.
Más adelante hay más anécdotas, así que, si te apetecen, sigue leyendo.
UNOS ESCAPES RAROS… RAROS…
Además de los pilotos reseñados en el capítulo anterior, se incorporaron a finales de los 60 y sobre todo en los 70 –siempre los de mi memoria- otros corredores como Carol, Mallol, Tejedo, Viñamata, Barba, Navarrete, Bover, Boquet, Blanc, Falguera, Quique de Juan, Coronilla, Martinell, Pérez Rubio, Pérez de Vega, Juliá, Cufí, Mañer, Tejedo, Sagi, Arnus, Torrado, Nadal, Millet, Samaranch, Manzanera, los hermanos Galí, Batlló, Morante, Mateos, mi hermano Jaime -que junto con Escobosa fueron campeones de Europa de resistencia con una Montesa Blitz 250 en Le Mans, en trabajada lucha con una moto del este llamada… Panonia!
Recordando esa carrera, me contaba Miguel Escobosa que cuando vio la estampa de aquella moto húngara con sus neumáticos triangulares y todo, le dijo realmente asustado a mi hermano:
-Jaime, ya nos podemos volver a casa.
Pero se quedaron y ganaron. Tenía pinta, pero no era tan fiera la leona.
Las Montesa Blitz 250 azulonas que “versionaba” Escobosa en su taller y que vendía por encargo tuvieron bastante éxito. Las entregaba con una relación cerrada con una mezcla de piñonaje que provenía de los modelos MX, VR y CROSS, con motores potenciados y con escapes de fábrica –el denominado “rally”- convenientemente retocado en Blitz.
Una vez que tenían que entregar una moto al piloto Antonio Calafat se dieron cuenta de que entre inventos y retoques el escape no cabía en su sitio y tocaba con el chasis. Por mucho que intentaron ajustarlo y ante la premura de tiempo -la moto participaba al día siguiente en una carrera en Valencia-, Escobosa tomó la decisión salomónica de cortarlo por la mitad, soldar los dos trozos en ese y volver a colocarlo.
En la carrera corría Ricardo Tormo, pero lo único que vio en la recta fue cómo una Blitz con un escape que parecía una butifarra le pasaba a toda leche hasta perderla poco a poco de vista. Asombrosamente, la “chapucilla” funciono. ¿Adivináis cómo fueron los tubos escape de las nuevas Blitz a partir de entonces?
A veces las cosas salen por casualidad. La BMW K 75 apareció a mediados de los 80. (Fui el propietario de algunas boxer y también de una K 75 y una K 100, y puedo asegurar que esa tricilíndrica siempre fue mucho más fina que sus hermanas K de cuatro cilindros y vibraba bastante menos. Lástima que no siguieran desarrollando aquel modelo).
Cuando la K 75 se encontraba en sus últimas pruebas, sentados alrededor de una mesa, varios diseñadores elucubraban sobre la forma que debía de tener el escape. Iban tomando sorbitos de whisky mientras realizaban varios dibujos. En un momento dado alguien agarro la botella, se la miro con más atención unos instantes y, mirando a los otros, les soltó: ¡Eureka!
Cuando veáis un K 75 por la calle –¡qué bien se conservan!-, observad la forma triangular de su escape. ¡Es exacta a la de aquella botella de whisky! Me lo contó uno que estuvo allí...
Recordando esa carrera, me contaba Miguel Escobosa que cuando vio la estampa de aquella moto húngara con sus neumáticos triangulares y todo, le dijo realmente asustado a mi hermano:
-Jaime, ya nos podemos volver a casa.
Pero se quedaron y ganaron. Tenía pinta, pero no era tan fiera la leona.
Las Montesa Blitz 250 azulonas que “versionaba” Escobosa en su taller y que vendía por encargo tuvieron bastante éxito. Las entregaba con una relación cerrada con una mezcla de piñonaje que provenía de los modelos MX, VR y CROSS, con motores potenciados y con escapes de fábrica –el denominado “rally”- convenientemente retocado en Blitz.
Una vez que tenían que entregar una moto al piloto Antonio Calafat se dieron cuenta de que entre inventos y retoques el escape no cabía en su sitio y tocaba con el chasis. Por mucho que intentaron ajustarlo y ante la premura de tiempo -la moto participaba al día siguiente en una carrera en Valencia-, Escobosa tomó la decisión salomónica de cortarlo por la mitad, soldar los dos trozos en ese y volver a colocarlo.
En la carrera corría Ricardo Tormo, pero lo único que vio en la recta fue cómo una Blitz con un escape que parecía una butifarra le pasaba a toda leche hasta perderla poco a poco de vista. Asombrosamente, la “chapucilla” funciono. ¿Adivináis cómo fueron los tubos escape de las nuevas Blitz a partir de entonces?
A veces las cosas salen por casualidad. La BMW K 75 apareció a mediados de los 80. (Fui el propietario de algunas boxer y también de una K 75 y una K 100, y puedo asegurar que esa tricilíndrica siempre fue mucho más fina que sus hermanas K de cuatro cilindros y vibraba bastante menos. Lástima que no siguieran desarrollando aquel modelo).
Cuando la K 75 se encontraba en sus últimas pruebas, sentados alrededor de una mesa, varios diseñadores elucubraban sobre la forma que debía de tener el escape. Iban tomando sorbitos de whisky mientras realizaban varios dibujos. En un momento dado alguien agarro la botella, se la miro con más atención unos instantes y, mirando a los otros, les soltó: ¡Eureka!
Cuando veáis un K 75 por la calle –¡qué bien se conservan!-, observad la forma triangular de su escape. ¡Es exacta a la de aquella botella de whisky! Me lo contó uno que estuvo allí...
NEUMÁTICOS LISOS… MANILLAR ALTO
La mayoría de estos nuevos pilotos que he reseñado y que participaban en las carreras en cuesta -ahora sí que está bien dicho; gracias, Claudi- se lo pusieron muy difícil a los “veteranos” que hasta entonces reinaban en la montaña… hasta que esta espectacular especialidad fue desapareciendo por varios motivos:
1. Problemas de seguridad: Unas cuantas balas de paja no eran ninguna garantía de protección en una montaña
2. El incremento del tráfico, que hacía más difícil cerrar las carreteras.
3. La construcción de los nuevos circuitos permanentes.
4. Y... Toni Marsinyac.
Como he dicho antes, la subida a Montserrat era la meca de las pruebas de Catalunya. La alta participación y la variedad de estilos diferentes generaba un espectáculo digno de un GP. Miles de moteros se desparramaban por la montaña sagrada en busca de la mejor… tribuna.
En la edición de 1975 o…1976, al piloto de Manresa Toni Marsinyac se le ocurrió montarle unos neumáticos lisos de carretera a una Bultaco Pursang de cross e inventar, casi sin proponérselo, lo que ahora es el supermotard.
Destrozó y fulminó en una ascensión atiborrada de derrapajes todos los récords celebrados hasta esa fecha en aquella montaña. Julio Collado (Montesa Capra 350) fue otro buen especialista de manillar alto que contribuyó al desaguisado, y en las carreras de velocidad que se celebraban especialmente en Valencia y Alicante, Vicente Escuder y Pedro Cegarra comenzaron a hacer lo propio.
Cuántas veces Benjamín Grau o el propio Nieto las han pasado canutas intentando atrapar a estos dos pilotos que pilotaban agarrados a un manillar alto y "pata pa fuera” en las cortas rectas y recodos casi cuadrados de las calles de Cullera.
1. Problemas de seguridad: Unas cuantas balas de paja no eran ninguna garantía de protección en una montaña
2. El incremento del tráfico, que hacía más difícil cerrar las carreteras.
3. La construcción de los nuevos circuitos permanentes.
4. Y... Toni Marsinyac.
Como he dicho antes, la subida a Montserrat era la meca de las pruebas de Catalunya. La alta participación y la variedad de estilos diferentes generaba un espectáculo digno de un GP. Miles de moteros se desparramaban por la montaña sagrada en busca de la mejor… tribuna.
En la edición de 1975 o…1976, al piloto de Manresa Toni Marsinyac se le ocurrió montarle unos neumáticos lisos de carretera a una Bultaco Pursang de cross e inventar, casi sin proponérselo, lo que ahora es el supermotard.
Destrozó y fulminó en una ascensión atiborrada de derrapajes todos los récords celebrados hasta esa fecha en aquella montaña. Julio Collado (Montesa Capra 350) fue otro buen especialista de manillar alto que contribuyó al desaguisado, y en las carreras de velocidad que se celebraban especialmente en Valencia y Alicante, Vicente Escuder y Pedro Cegarra comenzaron a hacer lo propio.
Cuántas veces Benjamín Grau o el propio Nieto las han pasado canutas intentando atrapar a estos dos pilotos que pilotaban agarrados a un manillar alto y "pata pa fuera” en las cortas rectas y recodos casi cuadrados de las calles de Cullera.
TU NOMBRE ME SABE A HIERBA
Algunos de nuestros corredores también hacían bolos. Uno de los que he nombrado en algún capítulo anterior -os podéis equivocar de personaje porque a lo mejor el que os creéis que es no corría todavía-, buen piloto -todo hay que decirlo- y también extraordinario conocedor de los placeres del humo pero no precisamente del que ofrece Tabacalera, se “bajaba al moro” con alguna frecuencia, ya que Marruecos organizaba de vez en cuando alguna carrera.
Que yo sepa, la última vez que se disponía a cruzar la frontera con su coche, remolque y moto de competición, el poli de turno le debió decir:
-Qué bonita moto, abra el tapón del deposito.
Y debió meter un palo o el dedo, qué sé yo. Pero apuesto que aquel guardia fronterizo mientras se recolocaba la gorra exclamó:
-"Huyuuuuuyuuuiiiiiiii"… qué cosita encontrado yo… gasolina muy rara ésta, ¿eh?
Lo veo, es que lo veo, como si estuviera allí.
Desmontaron hasta la pipa de la bujía al ver que además iba saliendo hachís a punta pala de dentro del manillar. No se le vio en varios meses, pero unos años después iba sentado en un Porsche Carrera.
Que yo sepa, la última vez que se disponía a cruzar la frontera con su coche, remolque y moto de competición, el poli de turno le debió decir:
-Qué bonita moto, abra el tapón del deposito.
Y debió meter un palo o el dedo, qué sé yo. Pero apuesto que aquel guardia fronterizo mientras se recolocaba la gorra exclamó:
-"Huyuuuuuyuuuiiiiiiii"… qué cosita encontrado yo… gasolina muy rara ésta, ¿eh?
Lo veo, es que lo veo, como si estuviera allí.
Desmontaron hasta la pipa de la bujía al ver que además iba saliendo hachís a punta pala de dentro del manillar. No se le vio en varios meses, pero unos años después iba sentado en un Porsche Carrera.
OTRA ÉPOCA
Después de la proeza de Marsinyac nada fue igual que antes y, a partir de ahí, la moto de calle, "made in Spain", a la que sólo se le cambiaba el tubarro y que servía para cada día y también para correr los fines de semana, se jodió. Además empezaron a entrar las bicilíndricas y pluricilíndricas japonesas en el mercado, y así se convirtieron las subidas y los rallys en carreras más especializadas -las trail entraron en escena-, y también mejor armamento para los más pudientes. En el 81 apareció la primera trail BMW 800 que encantó a muchos pilotos de rallys -para muchos la mejor BMW que se había hecho de carretera-, pero ya las participaciones en este tipo de pruebas fueron yendo cada vez de más a menos.
En esta época la velocidad más profesionalizada dio corredores como Sito Pons, Garriga, Cardús. Otra generación y… otra película.
Prácticamente desde el comienzo de Solo Moto, mi hermano Jaime -algunos sabéis de su pasión por los proyectos del motor- creó campeonatos de promoción para descubrir nuevos valores porque entonces la federación se columpiaba bastante, como los Critérium Solo Moto, el Open Ducados o el Superprestigio, del que nacieron o se forjaron muchos de los pilotos que acabaron corriendo el Mundial –ellos lo saben muy bien-, como Aspar, Checa, Sito Pons, Garriga o Cardús, e hizo lo mismo inventando de la nada las World Series Renault –anteriormente Open Nissan- de las que han salido campeones como Alonso, Kubica, Vettel, Kovalainen, Gené, etc. Espero que siga la racha, ya que este año participa en las World Series mi sobrino Jaime Jr., que ya ha ganado la F-3 inglesa con sólo 18 años. Huele a gasolina de competición desde los 8.
En esta época la velocidad más profesionalizada dio corredores como Sito Pons, Garriga, Cardús. Otra generación y… otra película.
Prácticamente desde el comienzo de Solo Moto, mi hermano Jaime -algunos sabéis de su pasión por los proyectos del motor- creó campeonatos de promoción para descubrir nuevos valores porque entonces la federación se columpiaba bastante, como los Critérium Solo Moto, el Open Ducados o el Superprestigio, del que nacieron o se forjaron muchos de los pilotos que acabaron corriendo el Mundial –ellos lo saben muy bien-, como Aspar, Checa, Sito Pons, Garriga o Cardús, e hizo lo mismo inventando de la nada las World Series Renault –anteriormente Open Nissan- de las que han salido campeones como Alonso, Kubica, Vettel, Kovalainen, Gené, etc. Espero que siga la racha, ya que este año participa en las World Series mi sobrino Jaime Jr., que ya ha ganado la F-3 inglesa con sólo 18 años. Huele a gasolina de competición desde los 8.
EL RALLY
Para mí será y ha sido siempre la expresión máxima de la moto.
Lo reúne todo: tramos cronometrados de velocidad pura e incluso carreras en circuito. Tramos de regularidad estricta que obliga a ir con la lengua fuera para poder cumplir con la media establecida. Horas y horas de montar en moto por carreteras, la mayor parte desconocidas y el reto añadido de afrontar el frío, la lluvia, o… también la nieve en un ejercicio constante de improvisación.
Permitidme que retroceda más la moviola.
Recuerdo que de niño mi padre me llevó a la salida de un rally. Debía de ser el año 1958.
Era el Rally 1000 km. Lo organizaba el Real Moto Club de Catalunya.
El espectáculo no se me ha olvidado. Era un viernes por la noche y hacía frío. Casi helaba.
Un centenar de coches y motos de disponían a partir desde la Plaza de Tetuán de Barcelona hacia un duro recorrido en el que se pilotaba toda la noche, el día siguiente y parte de la jornada del domingo.
Lo formaban equipos de una motocicleta y un coche o dos motos.
La mayoría eran vehículos de serie con un ingrediente añadido: la menor fiabilidad mecánica de los materiales de los años 60 lo que convertía las pruebas de este tipo en auténticas aventuras. (Salir 20 motos MAF –motor Villiers- en una excursión dominguera de 120 kilómetros y quedarse 6 por el camino por avería mecánica era hasta normal. Esto lo he visto yo. O en pleno rally tener que empujar con el pie y desde una moto la máquina averiada del compañero de equipo durante kilómetros y kilómetros y en el quinto pino en el Pirineo era también algo que podía suceder).
Apretado entre la gente y con los ojos bien abiertos, intentaba no perder detalle de aquel gran espectáculo y, para regocijo de mis frías orejas, podía escuchar cual música celestial el sonido de aquellas máquinas, todas prácticamente monocilíndricas. Algunas, aunque parecían iguales, sonaban diferentes, más gordas, y eso podía señalar el aumento de cilindrada de un posible prototipo de fábrica o un trucaje personal. Aunque yo eso todavía no lo sabía.
Lo que sí observaba con auténtico embobamiento literalmente estrujado a una fría valla metálica era cómo los pilotos, momentos antes de partir y casi formando parte de un ritual, se ajustaban los cascos Prats o Cromwell, se encajaban las gafas de aviación Raf y ponían en hora sus cronómetros, bien abrochados, sobre la manga del barbour, por supuesto bien engrasado..
Una caja (algunas eran auténticas obras de arte hechas a mano) presumiblemente estanca y que estaba atornillada al manillar contenía el recorrido y las anotaciones dibujadas previamente por el piloto, que se había pasado parte de la noche anterior dibujando anotaciones en el “rollo” de ruta.
Cuando vi al último equipo que tomaba la salida encarando la parte alta de la ciudad, me di cuenta de que aquella noche para mí se había acabado. Para cincuenta pilotos de motos tan sólo acababa de comenzar.
(No te saltes sus nombres aunque te parezca un coñazo. ¿Tú sabes el homenaje que les haces?, ¿a que te gustaría que te leyeran a ti después de la tira de años, eh? Pues mira quiénes eran:
Entre ellos, Conrado Cadirac, Ossa -al que después se le haría un homenaje perpetuo en cada edición de las 24 horas, ya que murió en un accidente-; Basoli -oficial Derbi, Boada-, que participaba en una Ossita de dos marchas 49 cc … ¡y acabó!; Agramunt -oficial Derbi-; Javier Sanglas; Maseras -oficial Sanglas-, Arenas –Montesa-; Enrique Cirera –Montesa-; José Sánchez –oficial Guzzi-; Juan Soler -oficial Montesa.
En las siguientes ediciones se añadían otros nombres: el grupo de la escudería Squalos -todos con Montesa-, con Néstor por delante y tapando el aire (la moto que mejor le encajaba en su vida era una Norton Atlas 650), Rafa Marsans -Montesa-, "Panocha” Arenas- Montesa-, Luis Iglesias -Ossa-, Xavier Permanyer -Montesa-, Luis Sagnier -Montesa-, Carlos Giro -oficial Ossa-, José María Busquets -oficial Montesa-, Boquet –Montesa-, Cano -oficial Mymsa-, “Tiger” –Bultaco-, los hermanos Traver -Bultaco-, Millet –Montesa-, Fargas -oficial Ducati-, Emilio Boser –Bultaco-, Eduardo Werring –Ossa-, Oriol Regas -Montesa-, etc.
Existían otros rallys similares muy duros, como el Costa Brava, Pirineos, Las Cuatro Capitales, la Vuelta a Tarragona –José María Busquets dio buena cuenta de algunos e Ignacio Bulto y Quique de Juan, más tarde, de otros-, que reunían un montón de incondicionales hasta que poco a poco se fueron extinguiendo…
Lo reúne todo: tramos cronometrados de velocidad pura e incluso carreras en circuito. Tramos de regularidad estricta que obliga a ir con la lengua fuera para poder cumplir con la media establecida. Horas y horas de montar en moto por carreteras, la mayor parte desconocidas y el reto añadido de afrontar el frío, la lluvia, o… también la nieve en un ejercicio constante de improvisación.
Permitidme que retroceda más la moviola.
Recuerdo que de niño mi padre me llevó a la salida de un rally. Debía de ser el año 1958.
Era el Rally 1000 km. Lo organizaba el Real Moto Club de Catalunya.
El espectáculo no se me ha olvidado. Era un viernes por la noche y hacía frío. Casi helaba.
Un centenar de coches y motos de disponían a partir desde la Plaza de Tetuán de Barcelona hacia un duro recorrido en el que se pilotaba toda la noche, el día siguiente y parte de la jornada del domingo.
Lo formaban equipos de una motocicleta y un coche o dos motos.
La mayoría eran vehículos de serie con un ingrediente añadido: la menor fiabilidad mecánica de los materiales de los años 60 lo que convertía las pruebas de este tipo en auténticas aventuras. (Salir 20 motos MAF –motor Villiers- en una excursión dominguera de 120 kilómetros y quedarse 6 por el camino por avería mecánica era hasta normal. Esto lo he visto yo. O en pleno rally tener que empujar con el pie y desde una moto la máquina averiada del compañero de equipo durante kilómetros y kilómetros y en el quinto pino en el Pirineo era también algo que podía suceder).
Apretado entre la gente y con los ojos bien abiertos, intentaba no perder detalle de aquel gran espectáculo y, para regocijo de mis frías orejas, podía escuchar cual música celestial el sonido de aquellas máquinas, todas prácticamente monocilíndricas. Algunas, aunque parecían iguales, sonaban diferentes, más gordas, y eso podía señalar el aumento de cilindrada de un posible prototipo de fábrica o un trucaje personal. Aunque yo eso todavía no lo sabía.
Lo que sí observaba con auténtico embobamiento literalmente estrujado a una fría valla metálica era cómo los pilotos, momentos antes de partir y casi formando parte de un ritual, se ajustaban los cascos Prats o Cromwell, se encajaban las gafas de aviación Raf y ponían en hora sus cronómetros, bien abrochados, sobre la manga del barbour, por supuesto bien engrasado..
Una caja (algunas eran auténticas obras de arte hechas a mano) presumiblemente estanca y que estaba atornillada al manillar contenía el recorrido y las anotaciones dibujadas previamente por el piloto, que se había pasado parte de la noche anterior dibujando anotaciones en el “rollo” de ruta.
Cuando vi al último equipo que tomaba la salida encarando la parte alta de la ciudad, me di cuenta de que aquella noche para mí se había acabado. Para cincuenta pilotos de motos tan sólo acababa de comenzar.
(No te saltes sus nombres aunque te parezca un coñazo. ¿Tú sabes el homenaje que les haces?, ¿a que te gustaría que te leyeran a ti después de la tira de años, eh? Pues mira quiénes eran:
Entre ellos, Conrado Cadirac, Ossa -al que después se le haría un homenaje perpetuo en cada edición de las 24 horas, ya que murió en un accidente-; Basoli -oficial Derbi, Boada-, que participaba en una Ossita de dos marchas 49 cc … ¡y acabó!; Agramunt -oficial Derbi-; Javier Sanglas; Maseras -oficial Sanglas-, Arenas –Montesa-; Enrique Cirera –Montesa-; José Sánchez –oficial Guzzi-; Juan Soler -oficial Montesa.
En las siguientes ediciones se añadían otros nombres: el grupo de la escudería Squalos -todos con Montesa-, con Néstor por delante y tapando el aire (la moto que mejor le encajaba en su vida era una Norton Atlas 650), Rafa Marsans -Montesa-, "Panocha” Arenas- Montesa-, Luis Iglesias -Ossa-, Xavier Permanyer -Montesa-, Luis Sagnier -Montesa-, Carlos Giro -oficial Ossa-, José María Busquets -oficial Montesa-, Boquet –Montesa-, Cano -oficial Mymsa-, “Tiger” –Bultaco-, los hermanos Traver -Bultaco-, Millet –Montesa-, Fargas -oficial Ducati-, Emilio Boser –Bultaco-, Eduardo Werring –Ossa-, Oriol Regas -Montesa-, etc.
Existían otros rallys similares muy duros, como el Costa Brava, Pirineos, Las Cuatro Capitales, la Vuelta a Tarragona –José María Busquets dio buena cuenta de algunos e Ignacio Bulto y Quique de Juan, más tarde, de otros-, que reunían un montón de incondicionales hasta que poco a poco se fueron extinguiendo…
LA DKW
Existían unos rallys de un día, generalmente sólo de regularidad, que servían para ponerte en forma, disfrutar de la moto –como os he comentado antes con nuestra máquina de cada día- y pasar un día agradable.
Durante unos años, yo tenía 14, cada domingo de la temporada seguíamos con el Sr. Aleu, que era el fabricante de los cascos Duraleu Forte, cada una de esas pruebas. Lo hacíamos a bordo de su furgoneta DKW, que tenía un sonido muy peculiar gracias a su motor de dos tiempos y que sonaba algo parecido a una Yamaha RD 350, aunque la furgo disponía de un cilindro más, o sea 3. Al ralentí sonaba como así: … "bloamblamplimplammplimbbmmplammmplimmplimmmmmplaaammmbbb"…
Salvador Cañellas, en un circuito urbano en medio de Granollers en 1963, se cargó ya de salida a los Porsche Carrera y al resto de participantes -Alfa Romeo, BMW, Mercedes, etc.-, con un artefacto llamado Gogomobil, un minicochecito alemán que importaron a España, al que le habían colocado un motor de esa furgoneta de tres cilindros y que había sido trucado por un preparador llamado Arnalot. Debía de dar sobre 90 CV y llevaba un tabarro de Bultaco Metralla. En las primeras vueltas antes de hacerse un recto y estrellarse contra una casa –aquello no frenaba-, les había sacado medio circuito. Yo lo vi.
Estábamos en que íbamos en la furgoneta siguiendo los rallys. En un momento dado, -el Sr. Aleu respetaba siempre mi autoridad fotográfica- le indicaba que parara en una determinada curva. Entonces, cuando pasaban por allí los participantes, tanto las motos como los coches, yo les hacía a cada uno una foto, con la furgoneta en segundo plano y en la que se podía leer: Cascos Duraleu Forte.
Los íbamos a localizar después a otro tramo, buscaba mi curva, y el Sr. Aleu colocaba la furgo al revés, de forma que se veía el otro lado del vehículo, en el que aparecía un rótulo gigante que anunciaba: "Trajes Jabalí para motoristas".
Y yo repetía la misma operación. Fotos a todo quisqui que pasara por allí.
Esto servía para vender las fotos a los participantes, que increíblemente no se quejaron nunca de tener el mismo paisaje repetido. Con la colección que se quedaba el Sr. Aleu se publicaba una foto del ganador de la prueba en algunos periódicos de la época, aderezada… eso sí, con algo de propaganda.
Durante unos años, yo tenía 14, cada domingo de la temporada seguíamos con el Sr. Aleu, que era el fabricante de los cascos Duraleu Forte, cada una de esas pruebas. Lo hacíamos a bordo de su furgoneta DKW, que tenía un sonido muy peculiar gracias a su motor de dos tiempos y que sonaba algo parecido a una Yamaha RD 350, aunque la furgo disponía de un cilindro más, o sea 3. Al ralentí sonaba como así: … "bloamblamplimplammplimbbmmplammmplimmplimmmmmplaaammmbbb"…
Salvador Cañellas, en un circuito urbano en medio de Granollers en 1963, se cargó ya de salida a los Porsche Carrera y al resto de participantes -Alfa Romeo, BMW, Mercedes, etc.-, con un artefacto llamado Gogomobil, un minicochecito alemán que importaron a España, al que le habían colocado un motor de esa furgoneta de tres cilindros y que había sido trucado por un preparador llamado Arnalot. Debía de dar sobre 90 CV y llevaba un tabarro de Bultaco Metralla. En las primeras vueltas antes de hacerse un recto y estrellarse contra una casa –aquello no frenaba-, les había sacado medio circuito. Yo lo vi.
Estábamos en que íbamos en la furgoneta siguiendo los rallys. En un momento dado, -el Sr. Aleu respetaba siempre mi autoridad fotográfica- le indicaba que parara en una determinada curva. Entonces, cuando pasaban por allí los participantes, tanto las motos como los coches, yo les hacía a cada uno una foto, con la furgoneta en segundo plano y en la que se podía leer: Cascos Duraleu Forte.
Los íbamos a localizar después a otro tramo, buscaba mi curva, y el Sr. Aleu colocaba la furgo al revés, de forma que se veía el otro lado del vehículo, en el que aparecía un rótulo gigante que anunciaba: "Trajes Jabalí para motoristas".
Y yo repetía la misma operación. Fotos a todo quisqui que pasara por allí.
Esto servía para vender las fotos a los participantes, que increíblemente no se quejaron nunca de tener el mismo paisaje repetido. Con la colección que se quedaba el Sr. Aleu se publicaba una foto del ganador de la prueba en algunos periódicos de la época, aderezada… eso sí, con algo de propaganda.
Alberto García Alix -un monstruo de la fotografía y gran conocedor del motociclismo, llegó a tener una escudería Ducati- me preguntó una vez que por qué no hacía una exposición de esos primeros años.
-Bueno, a lo mejor tendría éxito –le dije.
Surrealista sí que lo sería. Sobre todo porque en vez de campos, montañas y ríos realzando el fondo de los moteros de la época, aparecería hasta el infinito la furgoneta DKW del Sr. Aleu en sus dos versiones posibles y con el algo más que sugerente mensaje publicitario: "Cascos Duraleu-Forte" y "Trajes Jabalí para motoristas". Surrealista y tope fashion, ¿no?
-Bueno, a lo mejor tendría éxito –le dije.
Surrealista sí que lo sería. Sobre todo porque en vez de campos, montañas y ríos realzando el fondo de los moteros de la época, aparecería hasta el infinito la furgoneta DKW del Sr. Aleu en sus dos versiones posibles y con el algo más que sugerente mensaje publicitario: "Cascos Duraleu-Forte" y "Trajes Jabalí para motoristas". Surrealista y tope fashion, ¿no?
EL ÍDOLO
Oriol Regas era un piloto que ni era el más rápido, ni seguramente el que tenía el estilo más depurado. Pero ha sido siempre mi referente, el que mejor encajaba en mi concepción de la moto y por el que he sentido desde joven una gran admiración.
Irse cada fin de semana a Ginebra y estar el lunes en el trabajo con una Impala durante mucho tiempo no es ninguna tontería, y menos con las carreteras de 1964. Aunque el motivo fuese ver a su novia, que vivía allí.
Oriol fabricó, entre otras cosas, carenados de motos -¡se ven todavía en muchas Impala por Barcelona- y se inventó Bocaccio -una boite que marcó un antes y un después en la vida nocturna barcelonesa.
Venir de Honk Kong a Barcelona en un junco (el barquito se llamaba “Rubia”) no es tampoco otra bagatela. Es y era una señora aventura.
Atravesar África desde Ciudad del Cabo hasta Barcelona con un grupo de 5 entusiastas motoristas a lomos de unos prototipos de Impala 175 es una machada difícilmente repetible hoy en día. (Operación Impala). Te pelan, seguro.
Probablemente junto con José Sánchez, uno de los más sufridos pilotos -Guzzi y Bultaco-, es el piloto que más rallys de los “gordos” ha ganado. Tal era la seguridad que transmitía encima de la moto, que ya podía ocurrir el fin del mundo, que él siempre llegaba a tiempo a su control horario.
Recuerdo el final de un Rally de Invierno que acababa en el Montseny -otra montaña emblemática-. Era una edición muy dura y con muchos abandonos, donde hasta Ricardo Pinet, director de la carrera y sobre todo “papá” de todo ese personal, se echaba las manos a la cabeza al ver que a la hora teórica de paso no aparecía por la mesa de control ningún motorista. Estaba claro que las duras condiciones meteorológicas habían causado estragos.
Al cabo de bastantes minutos pudimos escuchar en la lejanía el metálico sonido de una moto de dos tiempos reduciendo y acelerando con pocas contemplaciones:
"peeeeeemmmm, peeemmm, peemm… peeeeeeeeeeemmm, ppeeeeeeeeeeeeeeeeeemmmm"…
Era la Montesa de Oriol. Llegó a la mesa con auténtica flema inglesa y con una moto que parecía salida de un barrizal. Firmó una tarjeta con el mejor tiempo de los escasos pilotos que acabaron.
Cuando ahora paso por allí todavía veo a Pinet trajinando con sus cronos en su mesa plegable y la escuálida figura de un fantástico motorista de Montesa que se acerca para terminar su rally.
Y cuando subo a Montserrat me apetece pararme unos instantes en la “paella” –curva muy cerrada- que hay antes de las colonias, donde se domina buena parte de la subida, otear el paisaje -allí no puse nunca la furgoneta del Sr. Aleu- y observar atentamente, junto con miles de personas, otra vez, cómo bordan la cronometrada Carlitos Giró y Ricardo Fargas… y todos mis queridos fantasmas.
Irse cada fin de semana a Ginebra y estar el lunes en el trabajo con una Impala durante mucho tiempo no es ninguna tontería, y menos con las carreteras de 1964. Aunque el motivo fuese ver a su novia, que vivía allí.
Oriol fabricó, entre otras cosas, carenados de motos -¡se ven todavía en muchas Impala por Barcelona- y se inventó Bocaccio -una boite que marcó un antes y un después en la vida nocturna barcelonesa.
Venir de Honk Kong a Barcelona en un junco (el barquito se llamaba “Rubia”) no es tampoco otra bagatela. Es y era una señora aventura.
Atravesar África desde Ciudad del Cabo hasta Barcelona con un grupo de 5 entusiastas motoristas a lomos de unos prototipos de Impala 175 es una machada difícilmente repetible hoy en día. (Operación Impala). Te pelan, seguro.
Probablemente junto con José Sánchez, uno de los más sufridos pilotos -Guzzi y Bultaco-, es el piloto que más rallys de los “gordos” ha ganado. Tal era la seguridad que transmitía encima de la moto, que ya podía ocurrir el fin del mundo, que él siempre llegaba a tiempo a su control horario.
Recuerdo el final de un Rally de Invierno que acababa en el Montseny -otra montaña emblemática-. Era una edición muy dura y con muchos abandonos, donde hasta Ricardo Pinet, director de la carrera y sobre todo “papá” de todo ese personal, se echaba las manos a la cabeza al ver que a la hora teórica de paso no aparecía por la mesa de control ningún motorista. Estaba claro que las duras condiciones meteorológicas habían causado estragos.
Al cabo de bastantes minutos pudimos escuchar en la lejanía el metálico sonido de una moto de dos tiempos reduciendo y acelerando con pocas contemplaciones:
"peeeeeemmmm, peeemmm, peemm… peeeeeeeeeeemmm, ppeeeeeeeeeeeeeeeeeemmmm"…
Era la Montesa de Oriol. Llegó a la mesa con auténtica flema inglesa y con una moto que parecía salida de un barrizal. Firmó una tarjeta con el mejor tiempo de los escasos pilotos que acabaron.
Cuando ahora paso por allí todavía veo a Pinet trajinando con sus cronos en su mesa plegable y la escuálida figura de un fantástico motorista de Montesa que se acerca para terminar su rally.
Y cuando subo a Montserrat me apetece pararme unos instantes en la “paella” –curva muy cerrada- que hay antes de las colonias, donde se domina buena parte de la subida, otear el paisaje -allí no puse nunca la furgoneta del Sr. Aleu- y observar atentamente, junto con miles de personas, otra vez, cómo bordan la cronometrada Carlitos Giró y Ricardo Fargas… y todos mis queridos fantasmas.
Me he leído del tirón los cuatro capítulos de tus queridos fantasmas y me ha encantado. Me gustaría muchísimo poder visitar una exposición con ese material que seguro que tienes, tanto de competición como de motos de calle. Gracias por haberlo escrito y publicado.
ResponderEliminarJosé María, entro cíclicamente en tu blog, pues te sigo desde el principio, te doy mi palabra de que cada vez que te leo me emociono, pues de todo lo que tú hablas también lo he vivido yo, muchas de las personas que nombras también las he conocido yo, sobre todo al gran Ricardo Pinet. Gracias de parte de nuestros "fantasmas". Lo de la exposición, sería un gran homenaje a esos queridos fantasmas.
ResponderEliminarQue pena que sea el último, el tema de la historía de la moto en España me algo muy interesante, y con las anecdotas que cuentas y ese tipo de cosas es también muy ameno. Por cierto ¿conoceis algún buen libro sobre este tema? Es que me gustaría alguno que repase la historia de las marcas de motos españolas en general, y no solo de una o dos marcas.
ResponderEliminarGracias por vuestro seguimiento, Arnao,Martí y Tico.Puede que algun día se haga la exposición , de momento para mí es complicado.
ResponderEliminarEn la libreria Libro Motor t-934175220, tienes lo que buscas ...y mas.
Hola José María,
ResponderEliminarSobre la anécdota del principio. Conozco al veterano piloto que te la ha contado.
Te has saltado la parte, eres un caballero, de como esa moto entra en España.
Antonio.
Hola José mª. Suscribo plenamente lo que proponen en los tres primeros comentarios. Este "peazo" historia de la moto merece un libro y una exposición pero ¡ya!. El momento actual de la moto en este país no se ha hecho por generación espontánea ni nada de eso. Todos y cada uno que han/habéis contribuido merecen su pequeño homenaje, sobre todo para que las nuevas generaciones sepan que todo tiene sus RAÍCES. Por cierto, muy bien imitado el sonido de la DKW, recuerdo cuando íbamos al pueblo con la de un amigo de mi padre, ese sonido queda grabado, no como ahora que todo suena igual
ResponderEliminarJose María, por favor sigue publicando mas capítulos de Mis Queridos Fantasmas. Para los que por vivir en la otra punta (soy da terra das meigas)sólo conocimos nombres de corredores y pruebas por las revistas (mi primera revista es de 1968), que nos cuentes lo que tu viviste en directo, enriquece los recuerdos que tenemos. Por cierto, respecto al perfil que dabas de los moteros de aquellas, primero tuve una Terrot (con "e") de segunda... mano, y después una Ducati 250 De Luxe, no hay más que decir. Espero que sigas compartiendo con nosotros tus conocimientos y opiniones sinceras y sin censuras. Ráfagas, de un nuevo lector, que no piensa perderse ni un artículo tuyo.
ResponderEliminarHola José María: Yo también viví la época de los Pedro Cegarra y Vicente Escuder, y todavía guardo un poster de 50X100 de Angel Nieto firmado por Cegarra, Benjamín Grau y el propio Nieto. cuando se lo presenté a Cegarra para firmarlo, Me dijo: ¿Encima de este tío quieres que te firme? yo inocentemente y como era un niño le contesté: "la deportividad es lo primero", y me respondió: ¡Anda trae pa qui! y me firmó el poster.Eso explica que había un pique bestial entre ambos, porque Nieto se quejaba y con razón que aquello no era auténtica velocidad y que era un peligro pues las trazadas eran diferentes. Y lo que sí eran diferentes eran los circuitos de entonces y los de ahora.
ResponderEliminarTengo un amigo que está buscando contactar con Rafa Marsans,(ya que se conocieron cuando él era corredor) que trabajaba en Montesa. ¿Sabes cómo puedo localizar su dirección?
Hola. Soy Custodio ,del Moto Club Valverdeño.Hace unos meses ojeando un antiguo Solo Moto, de 1978.Aparecio una foto de unos motoristas con pequeñas montesas crono 75 fotografiados en una calle de mi pueblo,Valverde del Camino.Se llamaba la Operacion Crono, creo impulsada por montesa.Me podrias hablar mas de ello.Mi correo es acdb09@live.com.Gracias.
ResponderEliminarEl lugar de Europa donde se enterró la yamaha tengo entendido que fué Assen, la verdad es que la tierra alli es muy esponjosa.....
ResponderEliminarMe encanta el blog...e impagable la foto de la caída del piloto "educado"!, dice mucho de él, sea quien sea, que piensa en que el que venga detrás no se mate en un charco de aceite.
ResponderEliminarDe la moto enterrada conozco algo similar en Alicante con una R75 Wehrmacht, que la escondieron para que no fuera a subasta de material del Ejército...
Hola Jose Maria, estoy flipando con haber encontrado tu blog y no te digo nada mi padre!!! Es primo de José Medrano y desde que recuerdo de pequeño mi padre me contaba cantidad de historietas que pasaron juntos preparando las motos, probando velocidad punta en el faro de Santapola (si mal no recuerdo), anécdotas de carreras,... Se emocionó un montón cuando ayer le enseñé la foto a color con su Bultaco 30
ResponderEliminarPor ello me encantaría poder saber si posees alguna otra foto suya o documento que hiciese referencia él. Gracias por haberle nombrado en tu blog!!
El piloto educado, es el mismísimo Rey de la Montaña, Ricardo Fargas, que por lo que veo era también el rey de la educación.
ResponderEliminarJose Maria, te has olvidado de mi en la lista de pilotos que hacíamos carreras en cuesta. Soy Alejandro Cerrada, de Vic y no era un mal piloto (recuerdo haber ganado a Eduardo Carol en San Feliu de Codinas, por supuesto con manillar alto, por cierto, me encantaria tener fotos de aquellas carreras en las que yo participaba y de las que por desgracia no guardo recuerdos gráficos. mi correo es a.cerrada.f@hotmail .com
ResponderEliminarPerdón por el olvido pero como te puedes imaginar es imposible acordarse de todos los pilotos...de memoria.!Ahora sí te recuerdo!.Salud!
ResponderEliminarVeré si te puedo meter en el capitulo porque no domino demasiado las tripas de esto. Jose María
Querido Jose María, me encontraba a la busqueda infructuosa (por imposible en este país) de imagenes de pilotos de los nacionales de velocidad, motocros, todoterreno (como se llamaba antes) y buscando, dí con tu blog, es una verdadera delicia leer estas historias, pues por lo menos a mi, me devuelven a una epoca en la que disfrutaba tremendamente con las motos de cualquier tipo...
ResponderEliminarAunque ahora tambien disfruto, es como lo del sonido de las motos, ahora no suenan igual.....
Seguiré entrando por aqui de vez en cuando, a la espera de mas lectura que me haga sonreir....
Gracias y a ver si podeis conseguir (se lo pedí a Jaime Alguersuari hijo) que Jaime Alguersuari vuelva a escribir... que nos tiene muy abandonados.....
Un saludo
Querido Jose María, me encontraba a la busqueda infructuosa (por imposible en este país) de imagenes de pilotos de los nacionales de velocidad, motocros, todoterreno (como se llamaba antes) y buscando, dí con tu blog, es una verdadera delicia leer estas historias, pues por lo menos a mi, me devuelven a una epoca en la que disfrutaba tremendamente con las motos de cualquier tipo...
ResponderEliminarAunque ahora tambien disfruto, es como lo del sonido de las motos, ahora no suenan igual.....
Seguiré entrando por aqui de vez en cuando, a la espera de mas lectura que me haga sonreir....
Gracias y a ver si podeis conseguir (se lo pedí a Jaime Alguersuari hijo) que Jaime Alguersuari vuelva a escribir... que nos tiene muy abandonados.....
Un saludo
Querido Jose María, me encontraba a la busqueda infructuosa (por imposible en este país) de imagenes de pilotos de los nacionales de velocidad, motocros, todoterreno (como se llamaba antes) y buscando, dí con tu blog, es una verdadera delicia leer estas historias, pues por lo menos a mi, me devuelven a una epoca en la que disfrutaba tremendamente con las motos de cualquier tipo...
ResponderEliminarAunque ahora tambien disfruto, es como lo del sonido de las motos, ahora no suenan igual.....
Seguiré entrando por aqui de vez en cuando, a la espera de mas lectura que me haga sonreir....
Gracias y a ver si podeis conseguir (se lo pedí a Jaime Alguersuari hijo) que Jaime Alguersuari vuelva a escribir... que nos tiene muy abandonados.....
Un saludo
Hola Jose Maria,
ResponderEliminarHoy estaba releyendo éste genial "artículo" y creo que en el apartado de Rallyes debería aparecer la Escuderia "Los Tomates"...¿los recuerdas, verdad?.
Directamente vinculados a Montesa cosecharon muchos éxitos en numerosos Rallyes.
Mi padre Emilio Dominguez "Tom" Domínguez fué uno de los fundadores de la escuderia junto con Roures, los hermanos Durbán, Palacín, etc. y en el archivo familiar conservo muchísimas fotografias realizadas por tu padre.
Tu padre, el mio, Arturo Roures y muchos más ya no están con nosotros, pero seguro que de alguna forma disfrutan con lo que publicamos en nuestros respectivos blogs sobre sus hazañas, anécdotas y experiencias.
Si te apetece leer un poco sobre los Tomates y otras historias montesistas, te invito a visitar mi blog.
Un abrazo.
Jaume
http://montesadna.blogspot.com
Hola José M.
ResponderEliminarExcelente reportaje..., de unos pilotos que pusimos nuestro humilde granito de arena para hacer posible el nivelazo de hoy día.
Podrías comentar algo sobre los "circuitos" de la época (habrá quien ni se lo podría llegar a imaginar): la Bañeza. Lugo. Jerez (el urbano, no el actual). La Línea. Jarama. Cartagena. Ulldecona. Algemesí. Carcagente. Canals. Cullera. Calafat. Tarragona (la Ciudad Universitaria). Reus... etc...
Un saludo: toti
Por cierto, conozco, muy de cerca, al personaje de la Yam de Assen y de Marruecos...
ResponderEliminarY... de otras "despariciones"..., como la famosa Honda de 24H, que su propietario la reconoció viéndola correr en la "Muntanya Màgica", a manos del equipo de...
Un saludo: toti
www.lamotoclassica.cat
Sr. Alguersuari, yo diría que el compañero del recientemente fallecido Oriol en esta imagen, es mi padre, Piti Millet.
ResponderEliminarSaludos, felicidades y gracias por su blog.
Pablo MIllet Villalba
Pues yo diría que sí lo era ,Pablo...pero no estaba seguro del todo.Gracias.
ResponderEliminarEsta muy bueno poder disfrutar de las carreras y por eso en internet me gusta disfrutar de todo lo relacionado con ellas, sobre todo las motos que son mi medio de locomacion favorito.
ResponderEliminarHace un tiempo tenia ganas de poder viajar a barcelona ya que allí se iba a hacer un importante evento deportivo mundial y me gustaría poder hacerlo
Muy buen blog, como muy veterano aficionado me emociono leyendo estas historias de aquellos tiempos, pero tengo que corregirte, hay una foto de J.M. Arenas con Ducati y el nº 59, dice que es de La Rabassada, pues bien es Vallvidrera en el año 1961, año que no corrió Fargas por lesión, lo recuerdo perfectamente, y la curva es la que en su mitad empiezaba entonces - ahora no lo se - la carretera de S. Creu d'Olorda.
ResponderEliminarSaludos de Joan Segura
Más vale tarde que nunca y, aunque un poco tarde, no puedo resistir la tentación de comentar el asunto de Ton Marsinyac y la Pursang. Después de ganar en Montserrat y de toda la historia con Ton Marsinyac, la moto se la quedó mi buen amigo Paco Soler (trabajaba junto a su hermano para frenos Necto) y los dos vivíamos en una barriada manresana de las afueras ( El Xup). Pues bien, durante un curso escolar fui pasajero de esa Pursang, con los pies colgando y aplanando en las curvas del Pont Fumant. Sin saberlo entonces, fui parte de la historia del Supermotard. Paco Soler siempre me dijo que aquello era una Bultaco Astro....
ResponderEliminarrelato leido y reencuentro con mis fantasmas idem. Juraria que la dkw que tuvo mi abuelo eran 2 cilindros......
ResponderEliminarDKW hizo dos modelos, uno de dos cilindros y otro de tres.Saludos
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