Seguramente os suenen algunas cosas de lo que vais a leer. Soy consciente que a veces se me cuelan después de 12 años de blog opiniones o comentarios que ya había escrito sobre alguna moto determinada y más cuando se trata de hacer un repaso cronológico de algunas que han convivido conmigo. Por otra parte no he encontrado otro título mejor que exprese lo que sentí en mis propias carnes - nunca mejor dicho- al realizar el primer viajecito - y los siguientes - con una Honda Shadow 750 que había comprado en 2011.Ocurrió algo que me dejó perplejo entonces... y que me ha dejado pasmado ahora gracias a un pequeño aparato de estimulación de los que usan los fisioterapeutas .! La Shadow y yo teníamos razón hace 10 años !.Seguir leyendo y veréis...
A veces hago repaso de las
motos que he ido teniendo en mi vida y...no me lo puedo creer. De algunas
me he olvidado rápido. Han pasado por mi existencia sin pena ni gloria aunque
en realidad no se puede decir que fueran especialmente motos malas, malas. En
todo caso han sido poco relevantes porque cuando se me aparece alguna en un
rincón de mi memoria me suelo preguntar: ¿Por qué me compré aquella moto si no
me gustaba?
Pues porque suele ocurrir
que cuando no la pruebas antes te das cuenta del error a los cinco minutos ...o
varios días después de subirte encima. Pongo a continuación de algunos ejemplos
de algunas motos que tuve con recuerdos diversos.
Mi mujer nunca se olvida
de un viaje que hicimos a Galicia en pleno Agosto de un 1985 (las motos no
están hechas para esa estación) a bordo de una BMW K 100 LT que acababa de
comprar de segunda mano. Fue tan horrible el viajecito que ya en la primera
etapa, aparte de asarme la pierna izquierda, a ella le salieron llagas en la
suya. De aquel motor acostado de cuatro cilindros y de 1.000 cc que sacaron de
un coche (la base era de un Peugeot 104) salía fuego del bueno. A aquel
propulsor lo llamaban “el ladrillo volador” pero lo podían haber denominado “el
horno jodido”. Eso sí, la moto tenía su empaque.
La siguiente que tuve
después fue su hermana la K75, una moto más ligera y cuyo motor era el mismo de
la 100 LT pero al que le habían quitado un cilindro. El tacto de aquella
tricilíndrica de 750 cc era muy agradable, no tenía muchos bajos pero no
vibraba nada. Se pueden ver muchas de ellas circulando todavía sin ningún
problema.
Me dejó buen sabor de boca
aquella K 75. La cambié por una BMW R 100 GS que compré nueva en 1990. Era una trail
súper cómoda y muy polivalente. Llevaba el viejo motor boxer de varillas y
balancines que venían montando las BMW desde hacía décadas y cuya potencia
máxima se acababa en los 60 cv. Aun así, aquella moto ofrecía aparte de mucho
par un carácter único y muy personal. No se necesitaban muchos más caballos
antes ...ni ahora para pasártelo bien.
Mi mujer que se ha hecho
conmigo muchos miles de kilómetros por Europa y España y siempre dice que
aquella GS ha sido la moto más cómoda para viajar que hemos tenido junto con
una VStrom que vino años más tarde después de alguna decena de motos más.
Mmm....la Suzuki VStrom
650. Un caso curioso.
Es de las motos que me han
dado un mejor resultado, no ha desfallecido jamás, es súper cómoda para el
pasajero y también, con matices, (posición de piernas demasiado recogida
y manillar alejado para tallas medias) para su conductor. Falla en
ergonomía porque su chasis es muy grandote. Su motor es brillante y con un
tacto muy bueno. Todo lo hace correctamente.
Pero para mí... demasiado
correctamente. Le falta ese punto... canalla y un volumen más ... reducido. Me
costaba encontrar además su mejor lado cuando la observaba desde diversos
ángulos. Pero ahí sigue, comercializándose después de casi 20 años aunque ya
con demasiada carga “deja vu”.
Todo lo contrario en ese
sentido de lo que me ocurre con mis actuales Interceptor o la Imperiale -unas
motos incluso más sencillas de concepción- que, las mires por donde las mires,
las ves preciosas y te hacen sonreír. Pero, eso sí, están a kilómetros de
distancia del confort, suspensiones y de la buena pisada de la VStrom.
Aunque la mayoría de las
motos que he tenido han sido motos de carretera en todas sus variantes -sport,
turismo, gran turismo y algunas trails asfálticas- también han pasado por mis
manos una docena de scooters. No voy a descubrir ahora las ventajas de
este tipo de vehículos, (yo tengo siempre grabado en mi corazón un
scooter) solo hay que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que se
han convertido en los mejores compañeros del día a día por su limpieza,
protección y capacidad de carga. Básicamente, y como sabes, se dividen en dos
clases: los deportivos y los...no deportivos.
En concepto y prestaciones la Yamaha T Max lidera el sector de los primeros y a distancia de sus competidores directos, BMW, Kymco, Honda (aunque la serie 750 juega en liga propia) y ahora Sym en toda Europa. Ha creado escuela y es la reina indiscutible. En el 2002 tuve un TMax 500 de carburadores y un año más tarde la versión siguiente de inyección. Las T Max eran un producto diferente y muy bien acabado y los utilicé hasta para viajar. Sin embargo, había algo en ellas que no me gustaba pero nada de nada.
Aunque su diseño técnico es muy bueno -su basculante y bastidor independiente forman un conjunto homogéneo que no genera inercias como la mayoría de los scooters- lo malo, y confieso que no puedo con ello y justamente es lo que vuelve locos a miles de incondicionales, es su transmisión formada por un embrague multidisco que genera en todas las circunstancias como si fueras con una... primera infinita. O sea, como tener una Dragaster... siempre. No es una moto automática. Es una monomarcha sin fin. Ir relajado con la T Max es imposible. !A 40 por hora ya te pide rosca!
En el 2016 me quedé una Burgman 650 , una maxiscooter menos ágil pero más GT, con más capacidad y mejor confort pero en aquella Suzuki sentías el variador CVT al cambiar de marcha e incluso podías activarlas manualmente por medio de una leva secuencial. Hice con ella 30.000 kms y cambié en 4 años... 11 neumáticos. Lo peor de aquella Burgman es un silbido que produce el motor en todas las revoluciones y que se te mete hasta el tuétano. No logré acostumbrarme nunca.
Como tengo la espalda
muy tocada - ya viene de años- hace unos días me fui al trauma a ver que
podíamos hacer. Últimamente, a veces noto un dolor o pinchazo que va desde el
omoplato derecho y que continúa a lo largo de todo el brazo con
una sensación de cierto hormigueo.
Las pruebas correspondientes
que me hice dictaminaron que las molestias las producía un pinzamiento en
la zona cervical generado seguramente por una mala posición y el médico me
aconsejó hacer unas sesiones de fisioterapia diciéndome que casi seguramente
después de eso desaparecería el dolor.
Vivo en un pueblo
pequeño y como además estoy confinado municipalmente a día de hoy sin
poder salir de él -seguramente como tú- por el HP del Covid te puedes imaginar
la alegría que tengo por poder ”ir en moto” al centro de fisioterapia más
cercano que está a 15 kilómetros de mi casa. !15 + 15 kilómetros cada
día y hasta cogiendo un tramo de carretera de curvas! Todo un “lujazo”.
He estado pensando que la mala posición quizás la adquirí durante un viaje a Asturias que hice este verano en mi Honda Crossrunner. Puede que el manillar estuviera algo alejado y durante los 3.000 kms que realicé forcé los brazos demasiado. No creas que estoy gravísimo, que va, pero sí que tengo estas molestias desagradables de un modo más o menos continuo.
Esto que lees ahora mismo lo estoy escribiendo en el centro de fisio-recuperación relajadamente mientras dejo que la maquinita del generador de impulsos haga su trabajo sobre mi espalda y brazo. Este es el segundo día pero ayer nada más enchufarme el aparatito por primera vez ...me sobresalté.
Este estimulador electrónico conectado al cuerpo genera unos impulsos que masajea la zona donde se aplican sus dos terminales. Cuando me lo pusieron y comenzó a funcionar, de repente me vino a la memoria... mi antigua Honda Shadow 750 del 2011. Las vibraciones que sentía en aquel momento sobre mi piel ... eran exactas a las que emitía y me llegaban del motor en V de aquella moto.
¡Cómo no me iba a acordar de aquella sorprendente característica si descubrí en ella propiedades terapéuticas!
AQUELLAS MOTOS BAJITAS
He comentado antes que he tenido toda clase de motos pero si me hubieras preguntado hace 30 o 40 años si me gustaban las custom me hubiera puesto a reír porque en aquella época la moto la veía como un elemento de movilidad muy dinámico y cuanto más, mejor. Era mi época de las Tiger tricilíndricas, de mi VFR 750 y alguna más del estilo. Como mucho veía de refilón a las grandes Harley y en todo caso estaba convencido de que si en algún momento caía en una de ellas sería mucho más adelante, cuando fuera mayor.
El caso es que un día que fui a la fábrica de Honda a devolver una moto de pruebas vi una Shadow 750 impoluta, bicolor en granate y marfil, aparcada en el box de entrega. Me llamó la atención -seguramente la bonita combinación cromática tuvo que ver sin duda- y me senté en ella. La verdad es que me vi algo ridículo con el culo tan bajo, con mis manos sobre un enorme manillar y con mis pies prácticamente gateando. Pero me sorprendió que los 262 kilos de aquella larga moto no aparecían por ningún lado y que gracias a aquel centro de gravedad tan bajo tuviera inmediatamente una sensación total de control y seguridad. Busqué la llave de contacto durante unos segundos y la encontré bajo el sillín. Le di media vuelta y aquel grandote motor en V comenzó a emitir un sonido grave y metálico que hoy lo sigo considerando precioso. Realmente era una moto muy diferente a todas las que había tenido. Pregunté si la podía probar.
- La tenían que recoger los del Solomoto pero han aplazado la prueba. Te la puedes llevar unos días -me dijo el responsable de las motos de prensa.
La arranqué y salí de la fábrica dirigiéndome a mi casa por una autopista primero y después por una pequeña carretera de curvas que cruzaba una montaña. Tengo que decir que casi abandono la prueba nada más iniciarla debido a lo sumamente raro que me encontraba subido a aquella zapatilla larga a la que le costaba girar el manillar aunque poco a poco le fui cogiendo el truco.
Fue metido ya en autopista cuando fui descubriendo una de sus mayores virtudes, el aplomo y su finura de marcha. Saliendo de la vía rápida el motor giraba muy redondo a 90 kms por hora y me pareció música celestial el sonido que soltaban sus dos escapes. Las vibraciones de sus pistonadas eran notables pero muy contenidas y filtradas. Me miré en el retrovisor y me vi sonriendo debajo del casco mientras me preguntaba qué carajo hacía yo allí encima de una réplica de custom americana con las piernas extendidas hacia delante. Pero como iba tan cómodo no me respondí.
Cuando llegaron las curvas me agarré al manillar extremando las precauciones al principio para no inclinar demasiado por si las moscas pero pasada la quinta me fui animando, curva para aquí, curva para allá, sin arrastrar las estriberas ni una sola vez. Bueno, tengo que decir humildemente que toda mi vida he copiado el estilo de John Surtees, un campeón del mundo de los años 50 que cuando tumbaba lo hacía más él que la moto. Era su truco para ir rápido y seguro y ese modo de conducir era perfecto para ir en una moto como la que en ese momento llevaba yo.
Me faltaban un par de kilómetros para llegar a casa y ya estaba mentalmente haciendo la lista de las cosas que pondría o cambiaría de aquella Shadow 750 para mejorarla. Mmm... un gran parabrisas, unas plataformas en vez de las estriberas (muy importantes como se vio después), unos amortiguadores mejores, un respaldo lumbar y unas estriberas más bajas para el de atrás.
La tuve tres días. Cada vez que la veía me gustaba más. Al cuarto la devolví y 10 días más tarde ,...fue totalmente mía: Honda me la vendió con pocos kilómetros. Tendria unos 3.500 km.
Es, y no te sorprendas amigo, contando con los dedos de la mano una de las que guardo mejores recuerdos, primero porque iba muy bien y segundo y especialmente... por sus cualidades terapéuticas. Ya vamos llegando al descubrimiento.
Lo que no he explicado es
que tan imbuido estaba ya en el mundo custom que al poco tiempo me salió una
buenísima oportunidad de quedarme una imponente Yamaha XVS 1300. Y la verdad es
que durante un año o así convivieron conmigo esta custom “deportiva” de 303
kilos y de 74 cv con la más sencilla Shadow 750 de solo 46 cv.
Con la Yamaha hicimos
algunos viajes con mi mujer por Francia. Tenía un motor poderoso que se
estiraba como una sport turismo. Sin embargo, era muy pesada y algo torpona y
carecía del efecto curativo de la Shadow. Sus pistonadas eran menos
eficientes... terapéuticamente. Duró relativamente poco.
¿Qué cómo descubrí esas
propiedades milagrosas? Veréis. Como os he dicho tengo la espalda hecha unos
zorros desde hace muchos años. Especialmente las cervicales. (Pues mira, he
abandonado los buenos cascos pesados por esto mismo). El ibuprofeno es un buen
aliado -procuro no abusar- antes de salir en moto si he de hacer muchos
kilómetros.
Al poco de tener la Shadow
me hice un viajecito desde Barcelona a un pueblecito del interior de Valencia, donde tengo familia.
Salí de casa muy
dolorido de la espalda y cuando llevaba 210 kilómetros paré a comer en un
restaurante de carretera de la provincia de Castellón.
Lo que sigue a
continuación lo copio tal cual lo escribí en su día en el post que he
dejado arriba.
“La Shadow es simplemente una bonita
moto que hace que los viajes... sean simplemente bonitos; tanto, que casi forma
parte del paisaje; eso sí, a velocidades de camión. Punto, sin más.
El restaurante era el mismo en el que
hace 13 años me había parado en un viaje estilo “reto personal”, con destino
también al pueblo. Tenía entonces 50 años... y lo realicé en bici.
Paré la moto a la vista, me senté en una
mesa y pedí un menú de pescadito.
Y aquí ocurrió lo extraordinario. Un
descubrimiento digno de un gran artículo de la revista "Science". Y
no va de broma.
Me estaba comiendo un calamar a la
andaluza ya en el segundo plato cuando dirigí mi mirada a la tele que colgaba
encima de mi cabeza.
En el canal de la 1ª y en un espacio de
teletienda anunciaban un aparato de esos que suelen estar en los gimnasios y que
consistía en que uno se subía encima, le daba al arranque y el engendro emitía
unas vibraciones que se transmitían por la planta de los pies a todo el cuerpo,
masajeándolo profusamente mientras una voz en off prometía mejorar el tono
muscular, además de ofrecer otras virtudes como la activación perfecta de la
circulación sanguínea. Se llamaba Vibromax, y te lo vendían además con
cuentapasos incorporado.
Lo vi claro. Casi me atraganto con el
resto del calamar que me estaba zampando y fue en ese mismo momento cuando me
apercibí realmente de que mi body estaba super relajado y mis piernas,
que fueron bien descansadas a lo largo del recorrido, sin el menor atisbo de
cansancio.
¡Entonces lo comprendí todo! ¡Era eso!
El bicilíndrico de la Shadow destila unas
amortiguadas y redondas vibraciones -a partir de hoy las denominaré
“vibraciones mecanicoterapéuticas”- que provienen de un pistoneo al que
situaría “en su punto”, y que consiguen, por medio de las plataformas
distribuir a los pies y después al resto del cuerpo el mismo efecto que
preconiza con gran alarde el Vibromax (tengo que decir que aquellos impulsos eran muy parecidos a los del aparato electroestimulador que tenía puesto en ese momento). Y puestos a fardar de accesorios, si
aquel lleva cuentapasos, la VT también lleva cuentakilómetros.
A la casa de mi familía llegué, contra todo pronóstico,
sin ni siquiera hormigueo en las manos. Tengo curiosidad por saber si con el
amplio abanico de vibraciones altas, medias y bajas de las otras customs el
efecto “mecanicoterapéutico” funciona igual. Estoy interesadísimo.”
“En Italia,
teniendo que cruzar los Apeninos no disfruté del viaje. Pero una vez en
España recorriendo en un día los 800 km casi rectos de Barcelona a León,
viajando a velocidad de crucero a 110 km/h descubrí que entre 4200 y 4500
revoluciones hay un punto en el cual la Guzzi vibra mágica y terapeuticamente y
apoyando el talón en la estribera, las vibraciones llegaban hasta la
rodilla y durante las largas horas de aquel recorrido pude disfrutar de esas
vibraciones anestetizantes y placenteras que me aliviaron el dolor hasta
hacerlo desaparecer. “Pues mira, otra moto igual”.
La Shadow ya no la hacen. Como ocurre con otras buenas motos de hace años, la han hecho desaparecer los posteriores nuevos planes comerciales, los procesos más caros de fabricación de la década pasada (los motores actuales llevan menos piezas), la falta de interés del comprador y el Euro 5. La ha “matao” todo el mundo.
Comparar la
actual ¿custom? Honda Rebel 500 (lleva el motor de la CB 500 F que gira a
8.500 rpm) con la Shadow 750 con cardan, Vulcan 900 o Suzuki Intruder
800 es algo parecido a ... no encuentro las palabras, la Rebel 500 es una buena moto, simplemente eso, pero no se pueden comparar.
La nueva
Honda Rebel 1.100 no sé si tendrá éxito, seguro que a nivel ciclo va muy bien
pero ¿Qué tiene que ver esa moto con el feeling, diseño clásico - un revolver
no cambia - estilo...si tú quieres barroco, acabados de las “viejas
rockeras” custom ?
Harley no
consigue convencer a las nuevas generaciones. Igual éstas tienen razón. La
libertad la tienes a la vuelta de la esquina comprando un billete ida y vuelta
a Vietnam - mejor después del COVID- por unos pocos dólares o euros sin tener
que gastar 20.000 € o más en una Harley. Lo que no cuentan es... con la pasión
de ir en moto.
Y de lo que
estoy casi seguro es de que esa Rebel 1.100 no te curará de nada. Eso solo lo
hace la Shadow 750.
Hace un año
y medio fui a la farmacia... digo... compré una Honda VT 750 S, una versión, la última,
que hizo Honda entre los años 2010 al 2015. Prácticamente era una Shadow
con las cotas variadas y sin cardan. Fue una lástima porque... ”por fuera”
estaba mucho mejor que “por dentro” y la devolví al vendedor a los pocos días
de adquirirla, pero aún me dio tiempo a realizar una excursión. La S era más ágil y... mantenía intactas las propiedades
terapéuticas de mi antigua moto.
De momento
voy bien servido con mi Interceptor 650 y la Imperiale 400. Ahora, si dentro de
un par de años descubren en algún almacén olvidado una caja con una Honda Shadow
o una S nueva de trinca dentro, que me avisen de inmediato porque mis
cervicales estarán peor y me hará falta un antídoto.
Como siempre, savias palabras maestro, no dudo de su efectividad terapéutica, lástima que cada vez existan menos motos con esos motores tan genuinos y dentro de poco, con la llegada si o si de lo eléctrico podemos despedirnos de ellos.
ResponderEliminarSi te molestaba el silbido de la Burgman 600, espera a oír el silbido de los motores eléctricos, ya nada será igual. La movilidad desplazará el sentimiento de viajar, el sentimiento de la aventura.
Una pena.
Saludos y sigue ahí que nosotros seguimos aquí.
Edu.
en mi caso ya cumplidos los 60 y con algunas motos en mi haber decidi a finales del 19 pasarme al DCT de la Integra 750, nada volvera a ser igual, en mi mas que profana y modesta opinion el cambio de doble embrague es lo mejor que le ha pasado a la moto en muchos años, animo al señor Algersuari a probarlo y darnos sus impresiones y opinion, un saludo
ResponderEliminarBuenas,
ResponderEliminarMisterios de la vida lo de las vibraciones terapéuticas, imagino que cuando te ponen el Compex tienes el iPad en modo avión...
Las motos cambian, como todo en esta vida, las eléctricas emiten un sonido peculiar, no me gusta en las que he oído que caminan y sobre el cambio, pues va bien, es efectivo y cómodo, cada cual que elija, y que nos dejen... esto es muy importante, el disfrute es lo mejor, unos con viejas máquinas y otros con las de modernos procesadores, carpe diem, y más en estos tiempos!
Ciao.
Deseo que se mejore de sus molestias, por el puro egoísmo de seguir leyéndole.
ResponderEliminarAntonio (Huelva)
¿Posible efecto placebo?¿Solo le ocurre con la honda Shadow? Yo en cuanto me subo en la moto siento que tengo 20 años menos, con la merma de achaques y de dolores correspondientes... El carnet A tendrian que darlo en la farmacia y estar subvencionado por el ministerio de Sanidad...
ResponderEliminarUn placer compartir sus vivencias....
Saludos V
Angel
De acuerdo contigo Angel en todo menos en una cosa .No se tienen 20 años “menos”al subir en una moto, sino que nunca dejas de tener ...20 años,je,je...mmm...achaques aparte.Saludos .Y gracias Antonio.
ResponderEliminarTe diré en serio que sorprendentemente solo en la Shadow - y he tenido desde el 2000 una veintena de motos - detecté la peculiaridad que describo.Las vibraciones “gordas” pero a la vez dulces y contenidas de su motor me masajeaban todo el cuerpo y me dejaba después de muchos kilómetros como nuevo.Seguro que hay alguna otra moto - tendría que ser casi seguro una bicilíndrica- que produzca los mismos efectos .Salud.
ResponderEliminarMaravilloso artículo una vez mas, Jose Maria. ¡Gracias!
ResponderEliminarMe gustaría mucho experimentar esas sensaciones de la Shadow 750. Además, la moto es preciosa, de una estirpe que parece ya no existe, con ese cardan, etc..
Saludos a toda la comunidad.
Ernesto (Guipuzcoa).
Pero que bonita es la version S con esos colores.....De inmediato me he metido en las paginas de compraventas para ver cuanto sale.Me encanta!!!
ResponderEliminarhola a su entender cual es la mejor shadow 750 la c la aereo la spirit??????? la s????
ResponderEliminarLa más equilibrada por su distancia entre ejes más corta es la S.Por ello es la más ágil.Todo lo demás igual que las otras .Saludos
Eliminarmuchas gracias por responder saludos
EliminarHola! estoy interesado en comprarme una VT 750 S, en tu escrito pones que devolviste una porque por fuera era mejor que por dentro, me podrias aclarar a que te refieres, gracias.
ResponderEliminarSencillamente amigo, que a pesar de haber tenido decenas de motos en mi vida y a pesar del buen rollo con la tienda esta vez - me o nos - colaron una moto “bonita por fuera” pero un desastre mecánico “por dentro”.La devolví naturalmente .Saludos
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