No podía más. Ni con el Covid, ni con la mascarilla, ni con el que se me cruza a mi lado porque ve a saber tú. Estaba harto de conocer los rincones de mi casa mejor que mi perra Zara, una bonita pastora alemana que tuve hace años. He tenido tiempo de descubrir durante el encierro contra el bicho a base de usarlo intensivamente un día sí y otro también, una pequeñísima rendija en mi sillón preferido donde convivían sin yo saberlo mezclados con una bola de pelusa dos euros, 20 céntimos, una llave minúscula que no consigo recordar lo que abre y un recortador de uñas.
Parece que llevamos confinados dentro de nuestras paredes media vida. Lo que no se me olvidará de aquellos nefastos primeros meses del año pasado es la impotencia de no poder sacar a la carretera la moto y eso que tengo la más cercana a solo 900 metros de mi casa. Día tras día, me contentaba con ver a mi querida familia -porque las motos son mi familia- inmóviles como una estatua, reprimidas y frenadas - nunca mejor dicho- hasta que alguien dispusiera cambiar esa situación de anormalidad. Porque una moto circulando en plena pandemia es el mejor lugar para protegerse del Covid y además es una buenísima terapia para distanciarse del yuyu colectivo para el que la conduce.
Sí, desde marzo del año pasado y durante 99 largos días me recluyeron en casa y a mis motos también. Cuando pienso que durante aquel periodo de encierro solo podía ir en moto a poner gasolina -la estación de servicio más cercana la tengo en una carretera a un kilómetro de mi casa y ya te puedes imaginar que no llenaba el depósito entero-, a comprar - el súper está al lado de la gasolinera - o a veces a la farmacia de urgencia que la tengo a 1.100 metros en otra carretera vecinal, me fascino a mí mismo de que no haya cambiado el casco por una regadera.
Entre ese abrir y cerrar de los diferentes confinamientos -domiciliario, municipal, zonal, comarcal, provincial, autonómico o estatal- no me voy a olvidar de la “escapada” que me monté a Asturias a mediados de julio con mi Crossrunner- ahora la tengo en venta, es de 2019 y tiene 12.000 kms y la tienen en Control 94 - cruzando montañas y ríos y encima viendo a muy poca gente. Una pasada de viaje sorteando como si fuera una gyncama al puto coronavirus.
DECIDIDO: ME LARGO EN MOTO
Planear un proyecto de esta envergadura no es cosa de coser y cantar. La logística -hay mucho papeleo por gestionar, visados, permisos, etc- no se improvisa en un momento. Llegar al final del mundo requiere muchas horas de preparación, de consultas en embajadas o consulados. Pero si había un momento para tomar una decisión ,...era este. Lo tenía decidido.Me largaba. Me puse manos a la obra y en pocos días arreglé el viaje unque dejé en el aire bastante improvisación entre otras cosas porque tal como está el tema de la pandemia en el mundo no hay garantizado nada.
Elegí entre mis dos motos - Royal Enfield Interceptor 650 y Benelli Imperiale 400 - a la primera, no porque la Imperiale no fuera capaz de afrontar el reto -hay una buena dotación de recambios en Europa, América y Asía- sino por su mayor potencia y sobre todo por el cierto paralelismo y estética que tiene con la Triumph Tiger 500 que utilizó Ted Simon en su vuelta al mundo en 1972.
Siempre había pensado que cuando llegara este momento la moto tendría que ser una clásica o neoclásica. Veo el viaje como más auténtico y desde luego más alejado de las pesadas supertrails enormes abarrotadas de tecnología y modernidad, fabricadas para superar cualquier obstáculo por imposible que sea. Sin embargo, la historia de los viajes en moto está llena de clásicas moviéndose por el planeta.
La aventura la entiendo de otra forma: Mmm..., cada vez que veo las fotos que hice del viajecito a Asturias y Santander con la Tricity 125 de 10 cv(está en el blog) me inunda una sonrisa.
La Royal Enfield Interceptor es una buena máquina con sabor a épocas pasadas. Somos muchos los seguidores de las motos que destilan algo más. A los jóvenes les atrae por la propia estética que evoca tiempos desconocidos y a los otros... porque los hemos vivido en primera persona. Es curioso pero si pudiéramos mezclar en un cóctel mis dos motos, la Interceptor y la Imperiale, nos saldría seguramente una...Norton Commando del 78 que tuve ese mismo año.
A la Interceptor le he hecho bastantes cambios, los más destacables se refieren a la mejora de la dinámica y el confort de la moto. Sillín retapizado de gel, una funda sobre el mismo, manillar más cercano y lo más importante: la sustitución de los amortiguadores originales por unos Hagon acompañados de un kit de válvulas y muelles delanteros YSS. Ah..,y la adopción de unas maletas. Sí, ya sé que para este viaje lo ideal hubiera sido una scrambler con suspensiones más largas,- quizas lo podía haber hecho no pero tengo ya más tiempo que perder.
Esas maletas me gustan mucho y eso que me costaron por internet poco. Su estética, una vez puestas, hace la moto limpia, son recogidas y no sobresalen cosa que me encanta. Pero caben 25 litros y además me recuerdan a las antiguas que llevaban las motos de hace años como las que le puso Ted Simon a la suya.
Para este viaje al final del mundo dispuse el equipaje bien organizado. Me da para atrás ver un montón de aventureros motociclistas con la carga mal esparcida, bultos inconexos y bolsas hasta de El Corte Inglés atadas de cualquier forma. No, no, reivindico la moto aventurera sí, pero digna,leche. No es complicado. Se trata de distribuir bien lo que transportas.
AL LORO
Me puse manos a la obra así que una maleta la destiné prácticamente a recambios y herramientas en general. Metí dentro también un arrancador de batería, material diverso de picnic, un calentador eléctrico con toma de batería, un hornillo de gasolina y un par de zapatillas flexibles.
La otra la dividí en tres partes. En una coloqué dos pares de guantes con diferente protección térmica, un anorak de pluma ultra fino -lo compré en Decathlon por 28 €- que ocupa plegado muy poco espacio junto con una chaqueta y unos pantalones de agua y otros elementos de protección como pañuelos, un par de buff y un cojín de aire para utilizarlo como almohada. El anorak y los pantalones de la marca Igloo Periféric se podían convertir,además, por medio de unas válvulas hinchables, en saco de dormir. En una bolsa llevaba los elementos higiénicos de uso diario: jabón, varios kits de pasta dentífrica, tijeras, y navaja multiusos. El botiquín muy completo iba detrás y siempre a mano.
La bolsa grande contenía la ropa, dos pantalones, un jersey, una chaqueta de nylon con cremallera, varias camisetas, (metí mi Ipad entre ellas) y 4 mudas. La tienda de campaña del tipo individual la llevaba entre la bolsa y el asiento. En un departamento contiguo, en el interior de la bolsa, se almacenaban algunos comestibles, chocolate mezcla de 70, un bote de ajos negros de los que soy fiel devoto, diversas latas de conserva, café, leche en polvo y alimentos envasados poco perecederos y un termo.
Sobre el depósito coloqué una bolsa de imanes con la documentación, una mini cámara Sony RX 100, dos juegos de gafas, una radio transistor, loción anti insectos, una linterna, el móvil, un juego de allen, dos destornilladores y una llave inglesa pequeña. En los laterales del depósito puse las bolsas de piel - muy parecidas a las que llevaba el amigo Ted en su periplo mundial-, y una idea que había llevado yo viajando en una GS 100 del 90 y que permitía aumentar la capacidad de carga y a la vez ofrecer más protección en las piernas. También ayudaba a reequilibrar mejor en la moto el peso total.
Una transportaba 4 botellas de agua y en la otra un pequeño bidón de gasolina de 4 litros. El “Tom Tom” estaba instalado en el centro a buena altura. A su lado instalé un soporte para poner el móvil cuando hiciera falta.
Al igual que hice durante un viaje a New York y Costa Rica en 1981 me llevé para dibujar un lápiz y un bloc para recoger paisajes o algún detalle sobre la marcha.Vamos ,hacer lo que siempre se ha llamado , “apuntes al natural”. Además de las fotos o secuencias de vídeo me llevaba de esa forma un recuerdo más personal.
LA PARTIDA
Esa noche casi no pude dormir de lo excitado que estaba. Había preparado la tarde anterior toda la moto repasando todos los detalles y marcando la lista una y otra vez para que no se me olvidara nada. A las 2 AM me fui a la cama rendido.
El pitido histérico del iPhone me sobresaltó a las 8. Después de asearme y zamparme un copioso desayuno bajé al garaje, puse la moto en marcha y finalmente salí de casa. Después de llenar el depósito encaré la carretera en busca de la libertad. Atrás quedaba el Covid y la madre que lo parió. Eran las 9.28 am.
La Interceptor iba más fina que nunca aunque, es curioso, eso suele ocurrir casi siempre cuando una moto está cargada. Mientras pasaba por Vilassar de Mar se mostraba muy aplomada y eso me gustaba, pero tampoco sentía el peso en exceso. Total, los kilos extras que le había añadido no eran desorbitados. 8 kilos del petate trasero, 7 kilos de las laterales del depósito, 3 kilos de la bolsa sobre depósito, 3 de la tienda de campaña y unos 20 kilos entre las dos maletas llenas. (Cada maleta vacía pesa muy poco, solo 1,5 kilos). En total algo más de 40 kilos extra. Eso sí, bien repartidos para poder llegar en condiciones al confín del mundo. Ah, me olvidaba, hay que añadir el peso del bonito soporte -parrilla- respaldo cromado que me llegó pocos días antes de partir. Un kilo ochocientos gramos.
Si la Interceptor pesa 215 kilos llena, con el total añadido puedo decir que sigue siendo una moto que se mueve bastante ágilmente y ... muy, muy lejos de las aparatosas maxitrails “Travel World”.
Una vuelta al mundo ofrece varias alternativas para hacerla en moto. Todoshemos visto situaciones durísimas de cómo gestionan las equipadísimas BMW GS los caminos embarrados, cómo se arrastran por senderos terriblemente empedrados y ...cómo sufre el que la conduce. Bueno, eso depende por donde pases. También ha habido gente que se han dado un tour por el globo terráqueo en Goldwing y no se han metido en berenjenales excesivos.Es evidente que por lógica las rutas elegidas han tenido que ser otras...
Venia pensando justamente esto cuando me encontraba rodando por una bonita carretera arbolada en dirección al norte. Lo estaba disfrutando como un enano mientras controlaba por el rabillo del ojo a través de los retrovisores que el equipaje estuviera bien asegurado. Dejé Arenys de Mar y después tomé la N2 dirección a Francia.
Miré al navegador y me indicó que faltaban 98 kms para llegar a la frontera de La Junquera.
Me desvié hacia un arcén y paré. Estaba en la salida de Malgrat de Mar, un municipio costero que limita con Blanes, el primer pueblo de la Costa Brava. Paré en una rotonda. Tragué saliva. Un gran cartel serigrafiado señalaba dos direcciones. Una flecha a la derecha indicaba: “Zona de campings. Playas”. La otra invitaba seguir al frente: BV – 6001 .Blanes.
Engrané la primera y tomé la carretera hacia Blanes. Me temblaban las manos mientras notaba cómo mi corazón se aceleraba. Entré en una recta estrecha de uno o dos kilómetros de reciente asfaltado que hace de línea divisoria natural entre las dos poblaciones. Tras salvar un puente casi oculto fui reduciendo paulatinamente la velocidad hasta quedarme parado a mitad de la carretera y justo al lado de un cartel amarillo que ponía:Comarca de la Selva.
Podía observar con bastante nitidez y a unos 200 metros al fondo un coche patrulla de la policía local. Flanqueándolo, estaban apostados dos agentes con la vista clavada en mí. Intuí en la avidez de sus caras la de detenerme a la mínima que avanzara unos metros más traspasando los límites de mi comarca, El Maresme.
No cometí ese error. Respiré hondo y con todas mis fuerzas solté en mis adentros mirando al cielo : !Lo he conseguido!
Y acto seguido me subí la visera del casco y les grite:!...ehhhh... tralariii..
Solté un resoplido de placer,saqué pecho y di media vuelta tomando el rumbo hacia mi casa. Mi vecino Alberto había hecho paella y era mejor cosa que ir abriendo latas de conserva en una cuneta, aunque estuviera en los confines de mi mundo.
Mientras la Interceptor avanzaba iba pensando en los 50 kilómetros de largo por 10 de ancho que tiene El Maresme. Menos es nada y aunque lo tengo más visto que el TBO me parece que mañana me daré otra vuelta al mundo. Sí, esta vez me iré hacia el otro lado, a la frontera de Badalona.
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20 comentarios:
Que bueno eres José María, me havias engañado, me havia tragado que te ibas a dar la vuelta al mundo, aunque en estos tiempos que nos ha tocado vivir, Podemos decir que nuestra Comarca és nuestro mundo y cuando esto haya pasado podremos salir a explorar el Universo terraqueo.
Gracias por no perder la ilusión de viajar en moto asi como por infiltrarnos ese virus a todos los que te seguimos en este blog.
Edu G.
Hola Jose Maria encantado de saludarte.
Un servidor, el domingo pasado, se aventuro a superar el limite comarcal, y llego nada menos, que al mismisimo Prat de Llobregat!!
Eso si, tuve que detenerme un ratin, para beber y descansar...
Como comparto el concepto de "familia" ostracicamente aburrida en el parking....
Por cierto, para cuando esas colas de escape mas ligeras? Debes instalarlas ya, para superar las peripecias que suceden, al circular por "La Selva"
Animos y abrazos
Jean Paul.
¡Qué Grande* eres, quillo! Y qué casualidad, ayer me pasó un caso extraño paralelo e inverso** a tu experiencia. Salí, tras tiempo y alta hospitalaria mediante al recadito de turno en la contigua Granada, la GSX de más de 30 años me saludó ronroneando, olvidando sus identitarios sonidos-cascajo-molinillos, llegué rápido, resolví pronto y tomé alegre la vuelta... tan alegre que se me pasó la salida hacia Jun. Bueno, salgo a la A-92 y entro por arriba. Se me pasa la salida de Jun, quizás embelesado por los peñones de la sierra de La Yedra donde aún sueña Federico G. Lorca. No importa, daré la vuelta. Huétor Santillán, cruce feo, voy al otro. ¡Qué bonita está la Sierra de Huétor! huy, el camión me ha tapado la salida de El Molinillo, la siguiente, lo juro. (unas cuantas salidas más tarde, casi ya en Almería consigo enlazar un cambio sentido, es que son tan difíciles... mal diseñados)
* Grande, sí, con mayúsculas
**En vez de planeado, accidental la fuga.
Pd.: Me copio el texto pues no he encontrado un listado de lo imprescindible para un largo viaje como el que nos has colado. Gracias, maestro.
Por un momento... pensé que te habías rebelado!!!!
La comarca del Maresme tiene carreteras y rincones para aburrir... aunque ya los tengas mas que controlados... El ejercicio de cargar la burra con todos los trastos es relajante y hasta medicinal en estos momentos oscuros...
Gracias por hacernos esperar tus textos... y por hacernos reir (y muchas veces soñar)
Ricard
Hola José María, y también a todos
¡ Que bueno ! me has hecho dudar, sabía que no podía ser, pero es que estamos todos igual, ¡ hasta el gorro del bicho ! y de tanta sobreinformación, y eso que soy sanitario jubilado.
Me ha dejado impresionado el detalle con que has hecho tu equipaje, sea real o virtual, ahí se notan los años pasados y los kilómetros recorridos. Ya no recordaba la aventura de Ted Simon, pero para mi desde siempre, lo que más me llamaba la atención y admiraba era ver a algún motorista solitario con matrícula extranjera cuando aquí yo iba en mi Derbi de 49 cc, hace 50 años. En mi caso estoy mejor, tengo todo el territorio de mi Comunidad que es la Valenciana y puedo decir que desde que pudimos salir en Junio he hecho varios miles de kilómetros sin salirme de ella y aún me quedan carreteras por descubrir, y no me canso de hacerlo. Pero si, tengo ganas de volver a viajar, muchas. Creo que nos podríamos ver en el límite de las Comunidades y saludar también a la policía sin peligro ...
Gracias por mantenernos vivos con tu blog
Hola , muy bueno el look de esa moto , lo de la vuelta al mundo no cuela jajaja ..
Unos datos sobre Ted Simon , yo me leí todos sus libros ,que tiene varios, hace años ,los recomiendo ,es un escritor muy bueno ,de gran profundidad y humanidad .
El caso es que dio la vuelta al mundo alla por los 70 con su Triumph pero lo que pocos saben es que lo volvio a hacer 30 años despues cuando tenia 74 años y con una moto que desde un principio le resulto pesada , una BMW , se rompio un pie en Africa, porque viajaba fuera de pista,lo hizo porque queria volver a pasar por los mismos lugares, y se reencontro con muchas personas que aun lo recordaban .
Aun vive tiene 89 años, un gran escritor , periodista...por sus libros , sus conferencias y entrevistas , un hombre muy interesante .
Teneis mucho en comun Jose Maria
Tengo la suerte, en mi municipio, de combinar la mar y la montaña. Hasta la vuelta al confinamiento comarcal me he metido de manera regular la friolera de 15 km., siete y medio de ida y siete y medio de vuelta entre pecho y espalda... ahora entraré en otra dimensión.
Muy bueno José María, pensaba que sería un sueño y que luego te despertarías, pero no, has llegado hasta el fin de TU mundo, muchas felicidades. Para los que vivimos en Barcelona ciudad, nuestro fin del mundo apenas ha cambiado últimamente....
Molt bo Josep Maria, sempre és un plaer llegir els teus escrits i aquest, m'ha fet molta gràcia i sobretot, m'ha recordat que jo també tinc al garatge una Interceptor 650 (la vaig comprar després de saber que en tenies una. Gràcies!), que visc com tu, al Maresme -molt a prop d'on vius tu- i que ja és hora de fer també una volta al meu/nostre món...
Y hasta te llevaste una lata de aceite!!! Tanta sed tiene la Interceptor?
Saludos,
Primero ,gracias a todos por el seguimiento del evento.Ahora estoy descansando del viaje.Os confieso que lo que más me ha gustado han sido los preparativos.!Qué ilusión me hacía ir llenando las maletas y las bolsas!.Hombre,la Interceptor no gasta aceite pero lo llevaba por si las moscas.Salud y saludos!
Que grande eres!
Puedes ver mucho mundo sin salir del Maresme.
Lo que no me cuadra es la cantidad de herramientas que llevas para una máquina tan fiable, jjj
Ciao.
Y podríamos empezar un debate para la moto ideal para una aventura mundial, yo pienso que una tipo Dominator sería perfecta, ideas?
Gracias José María, como siempre. Hay algo que no entiendo: ¿durmiste fuera alguna noche o se quedó en deseo no cumplido? Un abrazo
Solo te diré que durante esa apasionante experiencia ,efectivamente dormí fuera de mi casa varias noches.Salía a la zona verde comunitaria a las 12 vigilando que no me viera ningún vecino y montaba la tienda debajo de un platanero .Era la mejor forma de probarla y de irme acostumbrando al tema.A las 6.30 levantaba la tienda y desaparecía raudo de allí.Saludos.
Ja, ja... Eso lo hacía yo de pequeño. Una noche la puse encima de un nido de avispas y dormí en las escaleras de entrada. Hasta hace un mes, yo hacía rutas de un día, solo, por secundarias, vanvaneando, hasta que el virus ha decidido visitarme. Saludos
Es lo bueno de la moto (entre otras muchas cosas), que no hace falta irse a dar la vuelta al mundo para disfrutar y volver como nuevo. A mi, con una minivuelta me vale, y el tipo de moto, casi tambien me da igual. De hecho mis mejores recuerdos son de alguna salida de un dia que hice en la Mobylette Cady (preciosa, negra con llantas rojas, y kit de 65cc) de mi hermano.
Recuerdo tambien alguna entrevista al gran Min Grau (hace poquitos años), en la que decía que si se encontraba mal (dolor de cabeza, mencionaba), se iba a hacer el Montseny y volvía como nuevo. Me quedé con la curiosidad de saber con que moto lo hacía.
Un saludo,
Ernesto (Guipuzcoa).
Buenos días,
Estoy buscando unas maletas laterales, pero casi todas las que he visto sobresalen algo y no me hace gracia. Me puedes decir cuales has montado tú , la verdad es que me pegan bastante con lo que tenía pensado.
Un saludo,
Víctor.
Hola Víctor ,las que llevo aparte de ser un chollo en precio - las hay mejores pero por 110 € ,ni en broma - cumplen su cometido.Y quedan muy ajustadas a la moto.Toda la información la tienes en mi post del blog “ Maletas para mi honda VFR 800 X por...110€.Saludos
Muchísimas gracias.
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