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martes, 15 de junio de 2021

UNA HARLEY... MUY ESPECIAL


 

 

...y plass!...vas y te encuentras esta máquina en una curva

 

 LA PATIMOTO

Me acuerdo perfectamente que de pequeño - debería de tener unos 7 años - me construí “media moto” con la idea de emular a los pilotos de motocross de aquella época. Los veía en una revista diminuta que llegaba a casa y que se llamaba España Motociclista.

Digo que me construí media moto porque... no necesitaba más. Había encontrado entre las bolsas de la basura apiñadas en la calle -pasarían decenas de años para ver contenedores insertados en el paisaje urbano- la parte delantera de un viejo patinete, eso sí, con su rueda y todo. Lo pinté esmeradamente, le ligué en el manillar dos trozos de alambre grueso a modo de embrague y freno y le coloqué en el frontal un cartón blanco y redondo con el número 1 bien marcado.

Los días lluviosos eran mis preferidos. Cuanto más grises y plomizos, más aumentaba mi emoción para hacer unas tandas de motocross. Iba a buscar a Rafaelito, que era el hijo de los porteros de la casa de al lado, y juntos nos dirigíamos con el prototipo “patimoto” al “campillo”, un solar de matojos y pozos de cal que había justo detrás de la tribuna del campo de fútbol del CD Europa situado en plena calle de Camelias.

 

 

Juan Montoro y su invento.

La cosa funcionaba así, Cubiertos con unos cascos de moto del año de la catapum y unos hules a modo de capa para no mojarnos, mi amigo se encaramaba a mis espaldas mientras yo empezaba a correr agarrado al “prototipo” a través de un circuito previamente establecido y salvando como podía los montículos que me iba encontrando. Había incluso un fuerte repecho que al llegar a lo alto levantaba rueda haciendo un caballito precioso con giro completo en el aire

Cada dos vueltas cambiábamos el turno y entonces el que se subía en las espaldas del otro era yo. Al dar por terminadas las tandas, embarrados hasta las pestañas, volvíamos a casa, eso sí, felices y contentos de haber realizado unas buenas vueltas de entrenamientos en tan duras condiciones.

Igual es por aquella “media moto” que me fabriqué cuando era un niño pero cada vez que entro en un Leroy Merlín, Bauhaus o cualquier gran almacén del estilo, mira, no lo puedo remediar, la cabeza me bulle pensando en el helicóptero que podría montar en medio de la súper tienda con elementos prestados de las estanterías. Volar no volaría...o sí,... porque también hay  cortadoras de césped en la sección de Jardinería. Y esas llevan un motor...Mas  o menos lo que ha hecho el propietario de esta “Harley Especial”: ponerle mucha imaginación al asunto gastando poca pasta.

 

Una Harley hecha a trozos.

 

 UNA MAD MAX ... SORPRENDENTE

 Un día de este mes de Junio me encontraba rodando con la Benelli Imperiale recién llegado de un viajecito que me hice con la Royal Enfield Interceptor de Barcelona a Alicante. Al llegar a Llinás y en la rotonda de salida hacia Can Bordoy, un lugar de mucho curveo que te lleva hacia la zona marítima del Maresme, vi de refilón y parada en el arcén una moto con un gran carenado con pinta de café racer. Fueron unos segundos tan solo, pero me picó la curiosidad y cuando ya me alejaba di media vuelta y me paré al lado de ella. Vi que era una Harley tuneada.

Realmente me llamó la atención porque su gran carenado aumentaba la talla de la moto y viéndola desde arriba me recordó a las veteranas motos inglesas de Gran Premio de los años 60. Mostraba unos acabados algo toscos por lo que saltaba a la vista que se había construido muy artesanalmente. No obstante, el conjunto resultaba impactante pese a estar pintada de un color algo tristón. Mmm...una capa de azul con unas barras y estrellas por aquí y por allá sobre el carenado le quedarían de chanchi piruli, pensé.

 



Su propietario es Juan Montoro, un tío muy cordial que me saludó mientras esbozaba una sonrisa y que parecía esperar la opinión de otro que había dado la vuelta para ver su moto. Juan había regentado un concesionario de Royal Enfield en Mataró hace años y actualmente se dedica a hacer restauraciones de obras y de...motos.

 

La verdad es que la máquina daba el pego con el motor XL Sporter 883 y el chasis recortado, dándole un cierto aire de moto de carreras vintage. Este se comercializaba -recuerdo haberlo visto hace años junto con los Zipo que montaban las Impalas o los Avon de las Norton- para motos como la Bultaco Metralla de los años 60. La Harley Davison “Montoro” sonaba al ponerla en marcha con una música muy “macho-bike” y con un ruido potente y musculoso aunque soltando unos decibelios dignos del mejor altavoz.

 

Casi una moto GP de los años 60.

 

UNA MOTO TODO A CIEN

- Todo empezó por una apuesta. Se me ocurrió hacer una customización para presentarla a un concurso de tuneo. Tenía de tiempo un mes. Y salió esto. Todos los materiales son en general comprados de segunda mano o encontrados por ahí- me explicaba Juan.

- El carenado lo compré por 80 € en mal estado. La cúpula me costó encontrarla, es una réplica de competición de Bultaco, creo que de TSS.

Empecé cortando el chasis por detrás. Como te digo, localicé el carenado -que no estaba en muy buenas condiciones- en una feria de motos clásicas y un amigo me lo restauró. El colín y asiento me lo hizo la misma persona partiendo de una maqueta de cartón. Me costaron 150€.

 

Depósito de la Montesa Mini 49 cc.

 

Prácticamente saqué de la chatarra el depósito, que era el original que montaba un pequeño ciclomotor que fabricó Montesa llamado Mini en 1968 durante unos años. Pagué 40 €.

El faro es de la Derbi 49 cc llamada popularmente “Paleta” porque era la moto de todos los obreros de los años 60. El cerquillo es de Bultaco. La centralita, eso sí, es de competición y con el recorte del chasis la he dejado en 185 kilos en vacío.

El escape es americano, de ocasión. 275€. Le instalé unos muelles Progressive que encontré de segunda mano por 100€. Lleva un filtro Hypercharger, que es uno de los más populares entre las custom. 350€ de vellón. La llanta delantera, una Rockstar, cuesta una pasta nueva,1.100 €. No la podía pagar, pero la conseguí usada por 400€.

Los tapones de las ruedas eran unos llaveros de promoción que estaban dentro de una caja de puros como regalo del fabricante. El depósito auxiliar, al lado del depósito, es una cantimplora que compré en un chino por 3 €. El número 13 se lo puse porque es el día que conocí a mi mujer.

 LEE Y VERÁS 

Esta Harley Davison parece salida de una peli de Mad Max. Está a medio camino de una Caferacer, una Dragster y una caza records del Lago Salado. O simplemente es una moto bastante más rara que la mayoría pero mucho más personal y original. Te gustará o no pero, desde luego, su dueño le ha puesto mucha imaginación al tema.

- Porque Juan ¿tú no sientes nada raro cuando entras en un Bauhaus o en un Leroy Merlín como me pasa a mí? - le pregunté.


La imaginación de Juan, es asombrosa. Lee, lee...

 - Pues mira, sí. Verás, Estaba enamorado de una llanta integral para la rueda de detrás pero costaba un fortunón. Así que entré en una ferretería industrial y en la sección del hogar me fijé en varias tapas de sartenes de diversas medidas. Me llevé para experimentar 6 tapas a 10,50 € la unidad. Después de diversas probaturas, compré  la definitiva, una que me costó menos, solo 7 €, que es la que llevo montada en la rueda trasera. A mí me gusta, ¿da el pego...no?

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Hace nada menos que 10 años entrevisté a Miquel Silvestre en este blog.Entonces ya se movía  por el mundo como Silvestre por su casa. Ahora, pasada esta década ,plasma todas sus vivencias en un libro “ La Vuelta al Mundo en moto “ editado por Anaya .La ruta de los exploradores olvidados ha sido el motivo de estos 10 años en moto que empezó en Madrid en Junio de 2011 y terminó en Septiembre de 2021.Con anecdotas mil, el libro que tiene 660 páginas está a la venta en su web a 30€.Un buen disfrute para la vista.

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