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martes, 25 de mayo de 2021

POR QUÉ AMO LA MOTO

 

 

Benelli Imperiale 400. La libertat va incluida en la moto.

 

Buff... no me he dado ni cuenta y este mes se me ha pasado volando. Tampoco tenía a mano ninguna moto que me hiciera gracia probar y además la que me podría interesar no estaba disponible.

Venía pensando esto esta mañana mientras rodaba por una carretera preciosa - una llanura que discurre entre verdes lomas - cercana a mi casa y que he utilizado algunas veces para hacer fotos de alguna moto. Desde luego, el paisaje de esa zona me recuerda a algún lugar de Suiza o Alemania o quizás Holanda y más si lees los carteles que indican que estás en !VALLDORIOLF!

 

Había elegido como montura mañanera a mi Benelli Imperiale 400 que siempre me sorprende lo bien que va ruteando a 80 - 100 km/h. Es curioso, cuando cojo la Interceptor 650 me lo paso teta con su dinámico motor pero al cabo de unos días me apetece subirme en esta Benelli, aun con 27 cv menos. Y al revés. Es lo que tiene tener dos motos atractivas pero bastante diferentes a la vez.

Al final lo que importan son las sensaciones de ir sobre dos ruedas y un motor, sensaciones únicas del flujo del viento en el casco y la maravillosa inercia de la marcha. Pues eso, mientras la Imperiale 400 avanzaba con su suave petardeo yo iba más feliz que una gamba cavilando en cuál sería mi próximo post. Paré en la cuneta un momento, me bajé de la moto y cuando me dispuse a sacar el móvil para hacer una foto de la negra neoclásica con el fondo de un prado de Suiza o de Alemania o de Holanda me miré en el retrovisor. No me lo esperaba ni de coña pero el espejito, como si de repente me hubiera convertido en Blancanieves, me dijo: 

- Haz un artículo de porque amas la moto. ¿Porque me amas, no?

Me quité las gafas de sol y mirándome fijamente a mí mismo como un imbécil en el cristal le respondí: Sí, sí, te amo ...pero es que ...me parece que eso ya lo he escrito alguna vez.

- Es igual, ámame otra vez -dijo el espejo. Y se oscureció.

 

MI ABUELO Y SU HIJO

 

Mi abuelo Josep con la Triumph, moderlo H 550, en 1917

 

Guardo unas pocas cartas de mi abuelo que escribió en 1917. Iban dirigidas a la chica que le gustaba y que un par de años después se convirtió en su mujer y, a la postre, mi abuela. Le explicaba lo feliz que era con su Triumph, modelo H de 550 cc. Con ella salía en solitario en busca de emociones por los caminos y carreteras (la mayoría eran entonces de tierra) hacia pueblos y lugares muy alejados de Sabadell, que era la ciudad donde vivía y después se lo contaba por carta a su Concepción. Mi abuelo murió todavía joven al acabar la guerra española atropellado por un camión militar cuando iba en bicicleta a buscar comida a una masía cercana. No lo conocí por unos pocos años, una pena porque entre otras cosas nos hubiéramos pasado horas hablando de motos. Solo conservo esta foto que se hizo en la entrada del monasterio de Montserrat y que guardo como oro en paño. Él fue el primero de la saga motorista de la familia.

 

 

Mi padre Francisco en el Tour de Francia en el 1963 

 

Mi padre recibió el testigo motero de joven y lo cuidó durante muchos años porque continuaba yendo en moto hasta sus 85 tacos. De hecho, a primeros de los años 50 en casa hubo una Montesa Brío 90, luego un par de Vespas 125, un scooter Montesa con motor Laverda de 60 cc y también dos Lambrettas. Mi progenitor además en esa época seguía como fotógrafo las carreras ciclistas de prestigio, entre otras, la Vuelta a España, el Tour de Francia y el Giro y lo hacía sobre motos que le dejaban algunas marcas.


Como se ausentaba algunos meses al año yo me ocupaba de cubrir y fotografiar, además de publicar y vender las fotos, las carreras de coches y motos de entonces, los rallys, las subidas cronometradas y todos los eventos motorísticos que se celebraban desde 960. Te puedes imaginar que en ese tiempo yo era un niño y para desplazarme poco después me pagué un ciclomotor de pedales OSSA de 49 cc que me puso... ¡el mundo a mis pies! La de kilómetros que me hice con aquel “motopedal” de 1,2 cv!. Iba al cole con la Ossita, por supuesto, pero me volvía a casa empujándola porque era la única manera de acompañar a mis amigos a la suya.

 

 

El que os escribe con la OSSA 49, entrenando a Federico Martín Bahamontes, uno de los mejores ciclista españoles de todos los tiempos, (velodromo Mostajo en 1960).

 

¿Te puedes imaginar las vivencias y sensaciones de un chaval que al levantarse lo primero que pensaba era en MOTOS, que vivía en un ambiente de motos, que su trabajo era fotografiar motos, que se movía en moto y que veía publicadas sus fotos en El Mundo Deportivo cada semana? ¡Lo más grande del mundo! Lo podeis ver en el Video "El nen de les fotos" lo teneis arriba a la derecha de este blog.

Si a eso le añades que, además y de vez en cuando, participé como piloto en algunas carreras -y hasta gané alguna- ya te puedes imaginar la sonrisa que esbozo cuando me acuerdo lo que ocurrió antes de ayer. Pero, como ya he comentado en alguna ocasión, a mí no me invade la nostalgia por lo que viví, qué va, porque... !yo no he dejado nunca de seguir viviendo lo mismo  y este blog es la prueba!

Ni mi hermano Jaime, periodista, piloto de Derbi (campeón de Europa de resistencia con Montesa) empresario y promotor, con el que nos pusimos entre ceja y ceja poner en marcha una revista de motos (la auténtica alma ha sido él) ... y lo conseguimos: SoloMoto. Han pasado 46 años, hoy está en otras manos, pero seguimos devorándola como el primer día.

 

Mi mujer Carmen, en un viaje al Pais Vasco en 1982.

 

Una de mis mejores citas -la mejor sin duda- ocurrió hace casi 40 años y es la noche que conocí a mi mujer. Unos amigos habían preparado una cena, una estratagema bien urdida y preparada para que nos conociéramos. Cuando llamó al timbre yo le abrí la puerta. Podría haberle dicho... - Hola,... ¿qué tal?...,¿tienes hambre ?...pero lo primero que le solté fue: ¿Te gusta ir en moto?. Como la respuesta fue afirmativa y acompañada de una sonrisa cerré la puerta y me preparé a desplegar todas mis plumas de pavo real de que disponía entonces. La cosa fue viento en popa porque Carmen me ha acompañado en muchos miles de kilómetros sobre, como mínimo, en algunas docenas de motos...y hasta ahora.

 

“...MI MUJER DICE QUE NANAY A LA MOTO”

 

A veces, sin embargo, no he tenido éxito con el mal llamado “sexo débil”. Hace años, un vecino simpático y bonachón que se acababa de mudar a mi comunidad se compró una VStrom. Tenía un hijo pequeño de uno o dos años y en una reunión de vecindad me acerqué a él y le dije: “Buena moto Felipe, podríamos quedar un día para darnos una vueltecita. Ya sabes, los espacios personales de libertad son importantes en la convivencia”.

No hubo nunca ninguna salida, pero lo único que recuerdo fueron los ojos clavados como puñales de su mujer sobre los míos al día siguiente de mi oferta. Pues te digo que esa no ha sido la única vez que me ocurre.

Por otra parte, hay gente que me dice que su mujer no le quiere acompañar en moto, cosa que me deja perplejo. ¿Pero...nunca se lo preguntó cuando la conoció? Si lo más importante en la vida es ir en moto ¿por qué siguió con ella? Incluso cuando me tuvieron a mí y a mi hermano -más dos hermanas más- mi padre y mi madre se marcaron unos buenos viajes con la Montesa y la Vespa.

 


A la moto hay que mimarla y hablarle como a las plantas cuando está sobre su caballete en el garaje. No sabes cómo lo agradece. Te brindará mayor finura de marcha y notarás encima de ella un karma muy positivo. Ya no te digo si la colmas de detallitos, lavándola a menudo, vigilando sus presiones, comprobando sus niveles, cepillando sus discos, etc.

A veces he oído a gente que en ante un posible viaje entra el alquilar una moto. Una moto que, cuando te pongas a hablar con ella, no te contestará porque no te conoce de nada.

¿Alquilarías un perro para que te acompañe en tu viaje a Praga dejando el tuyo en casa? Tu moto es tan intransferible como un hijo porque la has mimado, la has cuidado, le has variado tres puntos el manillar y alzado 2 cms, le has subido 4 mm las barras, le has puesto unos Hagon o YSS con regulación de hidráulico, unas pastillas de freno con un compuesto especial. has remodelado el asiento con gel, has cambiado las gomas por unos Bridgestone BT 46 en ambas ruedas, le has repintado una raya en el costado del depósito ...

No, no, no hay moto que pueda sustituir a la tuya porque lleva intrínseco tu sello. Aunque hay algunos que a la BMW Select que incorporan no le hacen nada porque saben que, tarde o temprano, la van a devolver.

Desde luego todas mis motos han estado tan marcadas como los 14 caballos de Paco Ojeda que tiene en su finca de Villamanrique de la Condesa.

 


 

 Arriba mi hermano Jaime, con la Bultaco 360 cc y abajo un servidor con la Bultaco 250 cc, en las 24 horas de Montjuic en el 1972 y 1968 respectivamente.

 

Aunque siempre he tenido motos, muchas, hubo un tiempo, y lo medité seriamente, que pensé en comprar dos motos -baratitas eso sí- para dejarlas, una en Asturias -un lugar que suelo ir con buen tiempo- y la otra en un pueblo de Valencia a pocos kilómetros de Xátiva donde tengo familia. Incluso había pensado que fueran iguales y me inclinaba por las veteranas BMW GS 650 monocilíndricas que continúan siendo cómodas, prácticas y duras de motor. Curiosamente, y durante muchos años, la que menos incidencias mecánicas dio de toda la gama y eso que sus motores están hechos (los sigue fabricando Loncin) en China desde hace 15 años. Mmm...ahora se pueden encontrar GS que están bien por unos 2.500 €. No era mal negocio, si te apeteciera un fin de semana pasarlo por allá, ya tenías la moto preparada con, eso sí, tus arreglillos personales hechos. Y compradas a ese precio, nunca perderías si las tenías que vender algún día. Te darían lo mismo.

 

MOTEROS MARRANITOS

 

Una cosa que me irrita soberanamente son los tipos dejados -ya no te diré los que dejan tirados los cascos (y hasta los ves buenos) en tierra, atados a la rueda– por un tema de pura higiene y otros, y también por el estado deplorable de mugre en que mucha gente tiene su moto. Yo lo tengo claro: detención inmediata, manos esposadas y de rodillas, limpieza a chupetones hasta dejar la moto salida de fábrica y del expositor. Soy de la opinión que se tendría que expender un documento a la hora de la compra con cláusulas muy restrictivas que comprometieran al buen cuidado, qué digo, al excelente cuidado de la máquina a partir de la salida del concesionario y que en el caso de no cumplirse dicha premisa -cualquier motero con conciencia podría denunciar la dejadez allá donde se encontrará el vehículo- serle retirado y confiscada la moto por un tiempo indeterminado a considerar. Hala, leches. !Que ya está bien de tanto marrano!.

 

 

 La moto hay que cuidarla y mimarla.


Sí, somos gente de gasolina y mecha en el gas. Pero esto se está acabando y ya hay países como Noruega que se plantean prohibir los vehículos de gasolina y diésel dentro ...de 4 años. India ha conminado a sus fabricantes a dejar de producir coches...y motos movidos por gasolina o diésel en 2025, dentro de cuatro años, una polémica que ha puesto a las marcas asiáticas en guardia, estando en estos momentos con arduas negociaciones. París quiere prohibir la circulación de vehículos diésel y gasolina en 2030. Y esto se extenderá a todo el país y, aunque de momento todavía las expectativas son inciertas, por lógica prepárate lo que puede ocurrir en los próximos dos añitos al respecto. O sea, que si te acabas de comprar una moto de 20.000 € úsala intensamente porque dentro de 5 años, si te la quieres vender, solo le quedarán 4 útiles hasta su defunción activa, con lo que la depreciación será de aúpa.

Un consejo. Haz lo que puedas hacer ...ya.

 

Moto Zero, una de las grandes eléctricas, probada en este Blog en el año 2012. 


Peratallada era hace años un pueblecito medieval catalán muy bonito que olía a vacas, había establos, payeses, correteaban gallinas por sus empedradas calles y aunque tenía visitantes, eran pocos. Hoy, de aquello no queda nada, bueno sí, las tiendas de souvenir, joyerías, tiendas de ropa que se alinean por todo el pueblo. Le ocurre lo mismo a Pedraza o a Santorini. Ya sabes donde no hay que ir.

Coge tu moto, sal pitando para otros lugares desconocidos y pásatelo muy bien con tu Euro 5, 4 o 3. Ya llegarán otros tiempos, y la cosa va deprisa, donde un motor como el tuyo ya no sonará igual sino como un pedo infinito que es lo que más me pareció cuando probé hace años para este blog una de las más conocidas motos eléctricas de entonces, la Moto Zero. Salud.

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sábado, 9 de marzo de 2019

LA ROYAL ENFIELD DE MARCUS EVENSON Y EL FANTASMA DE EARL’S COURT





Si tienes 21 años y te gustan las motos clásicas eres un raro a no ser que creas que vives en la década de los 70, cosa que sería realmente preocupante. Si tienes 50, lo entenderé más aunque sea porque hayas leído muchos Solomoto o Motociclismo de esa época comprados en el Rastro madrileño  o en los Encantes de Barcelona. O ve a saber, igual tuviste una de las últimas Laverda 500 o 750 al final de los 80.
Si tienes más años, y depende de cuántos más, está claro que ya te has enterado de qué va la película de tu vida, de las motos retro, de las clásicas, de las vintage, de las café-racer...de verdad. En todo caso, si eres uno de estos tipos a los que les siguen fascinando las Norton Commando, las BSA Gold Star o las RoyalEnfield Interceptor, creo que te podría gustar esta  historia que ¿ocurrió? en 1975 y cuyo protagonista es el joven Marcus Evenson McLughin poseedor de una Royal Enfield  Interceptor de 1966.
¡Ah!, y si tienes 30 años,pues...hasta igual te gusta a ti.




El joven Marcus Evenson MacLughin  se había levantado más pronto de lo habitual aquella mañana. Miró a través de la ventana. Llovía.
Mientras intentaba  rascarse con un tenedor la paletilla izquierda de su espalda comenzó a preparase un café largo con dos huevos fritos no muy hechos a los que añadió un trozo de salchicha recalentada de la noche anterior. No perdió mucho tiempo en zamparse todo aquello ya que intuía que aquel día iba a ser largo pero sobretodo emocionante y agradeció que su jefe le hubiera dado dos horas libres para poder asistir al salón de la moto de Earl's Court. Se vistió rápido, se enfundó un barbour con muchas millas a su espalda y tomando casi al vuelo su casco Cromwell y unas gafas ,cerró la puerta de su viejo apartamento y salió a la calle.
Se dirigió a paso ligero a un antiguo patio de carruajes reconvertido en un pequeño almacén situado en  Cranbourn Street donde su amigo Bill  le dejaba guardar su moto, una  plateada Royal Enfield Interceptor del 66. 
Londres aparecía aquella mañana de 1975 plomiza  y con niebla baja por lo que a cierta distancia la silueta de Marcus zigzagueando con su moto entre el  tráfico aparecía como una imagen totalmente fantasmagórica.




Al llegar a la entrada del salón colocó su Interceptor entre una gran fila de motos al lado de una BSA Star 650  iluminada brevemente por un rayo solar perdido, y comenzó a recorrer con cierta excitación el King’s Pavillion que era donde se exponían las marcas extranjeras, especialmente las japonesas .
Honda mostraba en su stand su CB Four 750 K4 con escapes 4 en 1 y freno de disco también detrás. Casi no se podía ver por la cantidad de público que la rodeaba y eso que hacía pocos minutos  que se habían abierto las puertas del Salón.
A su lado, Kawasaki presentaba su bestia: la H2 Match 750, una moto de tres cilindros y dos tiempos de 74 cv y capaz de alcanzar los 190 km/h, y en frente, en el espacio reservado a Suzuki aparecía, una impactante máquina de dos tiempos y tres cilindros refrigerada por agua: la GT 750. Los italianos de Benelli mostraban su 750  seis cilindros que había aparecido tres años antes.

... aparecía una impactante máquina de dos tiempos y tres cilindros...


El joven Evenson pasó de largo por el stand de Yamaha mirando de refilón una  bicilíndrica XS650 con una modelo pelirroja subida encima que, como su Interceptor de 1966, ya llevaba tiempo en el mercado inglés. Decidió tomarse un pequeño descanso en el bar que había dentro del pabellón y pidió  una cerveza Mild bien templada, mientras miraba podía observar desde un largo taburete los grandes rótulos   de aquellas marcas venidas del otro lado del mundo que se habían cargado casi en un soplo ,todas las fábricas inglesas.



Quizás por eso a Marcus le gustaba su Royal Enfield, porque pensaba que por su historia era una de las máquinas que mejor representaba el Reino Unido y sobre todo porque llevaba la bandera de la Unión Jack bien visible en las tapas laterales. Tenía, como buen británico, cierta manía a todo aquello que parecía venir del otro lado de la Tierra, por eso apuró de un golpe lo poco que quedaba en la jarra entrando a continuación en el Queen’s Pavillon dedicado exclusivamente a las motos inglesas. Marcus estaba enamorado de las motos hechas en su país aunque perdieran aceite y se pararan sin saber por qué. A pesar de tener solo 21 años, él ya era todo un clásico.
                       
La kawasaki H2 match 750 y la 
Benelli 750 6 cilindros


LA ELEGANTE DECADENCIA

El inmenso espacio del pabellón de la Reina rezumaba nostalgia por los cuatro costados ya que las grandes marcas británicas o habían desaparecido o estaban a punto de hacerlo. Hacía ya 4 años que Velocette había echado el cerrojo a la fábrica pero quedaban todavía unidades de la bonita Truxthon 500, una moto que siempre le gustó a Marcus y algunas, una decena de ellas, aparecían en un rincón del Queen’s Pavillon bien dispuestas y listas para su venta al mejor postor. Después se  dirigió al stand que compartían conjuntamente Norton y Triumph  mostrando esta última y a la desesperada, la T 160 Trident,  una tricilíndrica de  750 de la que se fabricaron 7.000 unidades aquel mismo año antes de cerrar definitivamente la vieja fábrica de Meriden. Pero eso, en ese momento, Marcus todavía no lo sabía.
Desde aquel punto del pasillo central no solo podía observar sino casi tocar con las manos una señorial y elegante Norton Commando 850, un prototipo con discos de freno Lockeed en ambas ruedas y, a la vez,  a su lado, dos motos de la última versión de la Interceptor 750 salidas antes de que echara el cierre Royal Enfield justamente en 1970.
Como llevaba rato con ganas de orinar, miró a su alrededor y al fondo de un pasillo pudo ver una puerta con el indicador de Toilet. Se encaminó hacia ella y entró en los urinarios.


LA SRA NORAH Y EL PASTEL DE ZANAHORIA 
Dos días después de aquella visita, Marcus Evenson McLughin permanecía tumbado en su cama con la cabeza vendada y con sus ojos dirigidos hacia el soporte de lo que había sido una lámpara de techo. Estaba tan confuso que ni siquiera oyó como la sra Norah, su vecina del primero, abría la puerta y le dejaba en la cocina como cada jueves unas buenas porciones  de pastel de zanahoria que a él tanto le gustaban.
- Que te mejores Marcus. Si necesitas algo házmelo saber –llegándole, ahora sí, la voz de pito de su vecina antes de que ésta cerrara la puerta con un golpe seco.
Hacía ya un rato que había comenzado a recordar que justo al entrar en los lavabos del Queen’s Pavillon  dos días antes, había resbalado y en plena caída se había dado un buen golpe en la cabeza contra el separador de mármol de uno de los urinarios fijados en la pared. Quedó tan aturdido que en vez de salir por donde había entrado comenzó a caminar muy mareado por un estrecho y largo pasillo  hasta llegar finalmente a una pequeña habitación con una puerta cerrada. Pegada a ella y sentada en una silla había una persona de gran envergadura con profusa barba y un turbante. Marcus no tuvo ninguna duda de que se trataba de un sij. Las cejas las tenía tan exageradamente pobladas que casi le tapaban la vista. Quedaba claro que estaba allí para proteger la entrada de aquella puerta.




Marcus que sostenía un pañuelo ensangrentado pegado a su frente le dijo: 
- Perdón, me he perdido... me he dado un golpe. Me duele bastante. Yo ...es que he venido a ver las motos. ¿Me podría decir dónde está la salida?
Se pasó un momento el pañuelo por los ojos, que cerró apenas dos segundos, y cuando los abrió,...el hombre había desaparecido de su vista. Se pegó un susto de muerte porque sin tiempo a pensar y menos a reaccionar  notó un halo humano en su cogote. Se giró -casi se da un traspiés- y vio al hindú sentado en la misma silla al otro lado de la habitación mirándole fijamente. De repente, el del turbante levantó un brazo y señalando con un dedo la puerta le dijo con una voz seca e inquietante  a Marcus:
- Están ahí.
- ¿Qui...quién...?- respondió con un hilo de voz temblorosa y cara de acojone el joven motero hijo de la Gran Bretaña.
Con un gesto casi místico, el hombre del turbante levantó sus ojos hacia arriba y le contestó:
- Las elegidas ...las no nacidas...están ahí ...dentro.
 Marcus, que se le había caído el trapo sanguinolento en ese instante, tuvo un momento de lucidez y sin dejar de mirar al hindú comenzó a caminar hacia atrás retirándose lentamente buscando el momento adecuado para tomar carrerilla y alejarse lo más rápidamente hacia cualquier otro lugar en busca de alguna salida.
Fue en ese preciso instante cuando el sij le espetó:
- No lo hagas. Te esperaba. Ten. Mira el futuro - y sacó una llave grande profusamente repujada y se la alargó.
-Abre la puerta.
 Había quedado en una posición ridícula como congelado a punto de salir disparado, pero se notó en ese momento como hipnotizado y le hizo caso. Tomó la llave, la introdujo en la ranura de la puerta y girando dos vueltas ésta se abrió.
Entró en  lo que parecía un almacén y que intuía como un anexo de la sala de exposiciones de Earl’s Court . Incluso se oía  el murmullo interrumpido de los altavoces de la megafonía al otro lado de la pared.
Le había aparecido un gran chichón en la frente pero ya no sangraba aunque le dolía mucho la cabeza. Estaba oscuro, aunque no totalmente por lo que se entreveían las sombras de algunas motocicletas. Marcus localizó el interruptor de una luz de emergencia que estaba junto a un calendario de ese año ,1975, y lo activó.Se quedó perplejo porque en una rápida visión podía ver unas motocicletas que no había visto nunca.
Delante de él había una moto futurista que parecía de campo, una BMW con las siglas G 310 GS que le dejó sin respirar unos segundos y detrás de ella una Harley Davison Street 750 pintada en negro,con un motor muy diferente a las que conocía .   Miró a su lado y descubrió una deportiva Honda CB 250 R realizada con fibras, materiales, colores y acabados  desconocidos para Marcus.

...con un motor muy diferente a las que conocía

En apenas una hora había recibido tantas emociones que se sentó sobre una caja de embalaje. Apoyó su brazo sobre algo que parecía una ficha impresa plastificada que mostraba unas características técnicas. Se refería a un modelo Triumph, la Bonneville, aunque destacaba en letras grandes Street Twin. Él conocía muy bien la “Bonni”  T 140 de 750cc  y 49 cv de toda la vida y que vibraba un huevo.
Se quedó de piedra porque esa Triumph, según la ficha, llevaba incorporados elementos -para él eran unas siglas raras- como un acelerador electrónico, centralita con modos de potencia, control de tracción, ABS, embrague anti rebote, luces de leds y enormes frenos de disco entre otras cosas pero sobretodo porque allí ponía que era de 900 cc.Dio un respingo, se giró y vio la moto ante sus narices.
No podía creer lo que le estaba ocurriendo, se frotó los ojos otra vez y pasó la mano sobre aquella lujosa y rara Triumph  para ver que no estaba soñando .Llevaba un cuadro de  relojería impecable, tijas pulidas y  carters de motor negros y como barnizados. Era mucho más grande que la T100 que conocía. ¿Quién había hecho aquello?. Aquellas motos eran de otro tiempo o de otro planeta.
El espacio no era muy grande y vio al fondo como unas sombras chinescas el  perfil de dos motos que le resultaron más  familiares.Pudo ver claramente que se trataba de dos Royal Enfield, una café racer con un depósito alargado y semimanillares que recordaba a la Continental 250 GT  y una Interceptor casi  como la suya. No le sorprendió tanto el hallazgo porque eran  motos más  normales.

¿Quién había hecho aquello? Aquellas motos eran de otro tiempo...

Sin embargo, cuando se fue acercando a una de ellas, se dio cuenta  que aquella Interceptor era más moderna y desde luego, vista de cerca, mucho mejor hecha . Se rascó la cabeza porque no era una 750 como la suya sino de 650 cc. Montaba  suspensiones deportivas  gruesas y más consistentes y ....uauuu...un  bloque motor  fantásticamente pulido, muy british y precioso de estética. Lo miró por un lado y parecía el de una BSA Royal Star 650 y por el otro, el de una Norton Intersate 850. Eso se repetía en la Continental aunque el depósito era más alargado y con los manillares más bajos y un sillín con colín . Estaba claro que se trataba de  una café -racer.También se fijó en las llantas de aluminio y especialmente en los dos impecables relojes con un cristal raro metido en una de las esferas. Aquello era demasiado aunque, sin embargo, respiró tranquilo al observar que dentro del faro no habían cosas raras ... ¿qué coño serían los leds? Y, en cambio, sí llevaba la bombilla de toda la vida. Marcus se agachó y miró debajo del cárter de cada una para ver si goteaban aceite.
Mientras buscaba alguna explicación de cómo habían llegado aquellas motos allí observó un detalle que le dejó estupefacto. Todas llevaban una tarjeta anudada en el manillar con una escueta inscripción: Prototipo. Euro 4. Fabricación y venta. Enero de 2019.

Se dio cuenta  que aquella Interceptor era más moderna 
y vista de cerca mucho mejor hecha

Fue suficiente. Se quedó lívido y se apoyó en la puerta para no caerse. La abrió y salió de allí tan velozmente  que casi se da de bruces con el hombre del turbante que seguía allí sentado  en la silla. Éste señaló a la puerta que se había cerrado violentamente y le dijo:
-Las has visto ,...pero no han nacido todavía. Dentro de 44 años lo harán todas en la India. Todas menos una, la Triumph, que la parirán en Tailandia. Tendrán cientos de miles de hermanas.
Ahora sí, Marcus, desafiando todas las leyes físicas, salió disparado como un poseso rebotando por las paredes de aquel pasillo hasta que se encontró en la calle.

MOTOS DE LUJO... COMO UN BENTLEY
Recordaba todo eso, una amalgama de disparates sin sentido pero lo único que tenía claro es que estaba allí, tumbado en la cama con la venda puesta en su cabeza y mirando el esqueleto de lo que había sido una lámpara de techo. Pensó que sí, que debía  de haberse dado una leche de mucho cuidado contra aquel meódromo porque le seguía doliendo la cabeza dos días después de que fuera a aquel Salón de Earl’s Court.
- ¡Que cosas más raras he soñado, joder! ¡Vaya pesadilla!. He visto las motos que habrá ...cuando tenga más de 60 años....ja, ja, ja...! ,y decía el hindú que la BMW, la Honda, la Harley y las Continental e Interceptor se fabricarían en nuestra colonia, en la India y ...la Triumph Bonneville ...en Tailandia! ....me voy a mear encima ...Ja,ja,ja...



Se reía de sí mismo mientras intentaba cambiar la posición de su cabeza sobre la almohada. Se incorporó un poco y colocó sus manos detrás de la nuca  posando su mirada  un momento en un póster de una vieja moto inglesa de carreras que tenía colgada en la pared .
- ...año 2019,...sí, eran chulas esas motos...
Sin embargo, había una cosa que no le cuadraba. Si todas aquellas eran motos del futuro, ¿qué hacían aquellas dos Royal Enfield bicilíndricas como la suya allí? Vale, sí, estaban mejor hechas y hasta tenían ABS (sabía eso vagamente porque había leído que era un sistema de frenada que inventó  Royal Enfield en los años 50 y que se probó sobre una Meteor).
Casi hablaba en voz alta.


...con un bloque motor fantásticamente pulido, muy british

-Todas las demás iban cargadas de modernidades...uauuu. luces “leddddssssss” (???), aceleradores electrónicos,....centralitas eléctricas o electrónicas o como se llamen... como las naves espaciales ...y acabados  de lujo,...en una moto...como si fuera un Bentley...! 
Marcus cogió un vaso con agua de la mesita de noche y se dio un sorbo.
-Mmm...aquella tarjeta de características no ponía el precio pero baratas seguro que no serán ... !si las hacen algún día!,...Ja,ja ,ja, -pensó en su interior .
Como le gustaba el juego siguió elucubrando.
-Hombre, ciertamente ..esas Royal Interceptor, la Continental GT, se veían desde luego más finas de fabricación que mi Interceptor o una BSA, o una Norton o cualquier Triumph de ahora, y seguro que el motor tendría que ir  mucho mejor  y... hasta puede que no pierdan aceite... ja, ja...buff....
¿Y los frenos ?,aquellos discos “modernos” parecían la rueda de una Lambretta,...
Ahora Marcus puso sus brazos en cruz y siguió elucubrando.
-Mmm... Sí, me compraría esa Interceptor 650 nueva. Desde luego parece un nuevo modelo del próximo año, de 1976,...si no hubiera cerrado la fábrica ,joder. A esa  le puedo meter mano yo mismo. A las otras, buaaa.. con tanta tecnología ,quizás los ingenieros del Sputnik...ja,ja.





La señora Norah abrió la puerta del apartamento de Marcus Evenson MacLughin y desde el fondo, con su habitual voz de pito, le gritó:
-¡Hoy he hecho pastel de carne, te dejo en la cocina un poco Marcus! ¡Ah! también te he lavado los pantalones que llevabas el otro día  cuando te caíste. Tenías una llave grandota y rara en el bolsillo. Te la dejo aquí ¡Cuídate Marcus!

Marcus nunca había tenido problemas de control de esfínteres pero en ese momento se escurrió dentro de la sábana, se tapó media cara, volvió a mirar lo que quedaba de la lámpara del techo  y se hizo un gran pipí en la cama.



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